El sol de membrillo

El pintor Antonio López García mientras pinta un membrillo durante la película El sol de membrillo (1992), de Víctor Erice. Aquí un poema de Laura Navarro inspirado en esa aventura artística.

A Antonio López García

Hay un membrillo parecido al sol

Antonio quiere pintarlo

antes del invierno.

Lo protege con una tela,

pero la luz

ya no es la misma,

él tampoco está en el exacto

lugar de antes,

por más que mide cada espacio

su fruta dorada

se aleja.

Antonio se mira las manos,

y piensa:

mi fruta no es la misma,

la luz no lo es,

no soy el mismo.

No se rinde, logra un trazo,

lo dibuja con delicadeza,

acaricia su amarillo,

su sombra

a esa hora de la tarde,

por un momento ha sentido,

su aroma,

su tacto,

estoy tan cerca, se dice.

El fruto con el tiempo se pudre

el trabajo queda inconcluso.

Pudo dibujarlo,

hubo un tiempo para hacerlo,

¿era eso,

fijarlo en el lienzo,

detener ese río,

el sol de ese instante?          

o renunciar

y sentir

su presencia,

su carne,

la dulzura de la luz.

Laura Navarro, enero 2022

Un momento de El sol de membrillo (1992), en el que Antonio López García dialoga con otro pintor que lo visita, Enrique Gran, durante la pintura del árbol de membrillo.

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