La gran erupción del Krakatoa

Por Luis Nelson Rodríguez Custodio

Anak Krakatoa, surgido en 1927, en actividad, el «hijo» del célebre volcán Krakatoa, en Indonesia, cuya erupción, en 1883, fue devastadora.

Es sabio, y necesario, recordar «la vulnerabilidad humana ante los fenómenos naturales y cómo un solo evento puede tener repercusiones globales y duraderas», tal como señala Luis Nelson Rodríguez Custodio en este artículo que evoca la inmensa erupción del volcán Krakatoa, en Indonesia, en 1883, la más poderosa registraba en tiempos modernos. En la vida urbana moderna siempre se olvida que dependemos de las superiores fuerzas de la naturaleza.

El Krakatoa experimentó cuatro enormes explosiones, acompañadas de enormes tsunamis, y de un sonido tan poderoso y ensordecedor que llegó hasta Australia y la isla de Rodrígues, a 5000 kilómetros de distancia.

La mega erupción del Krakatoa dio lugar, también, a la gran película del genero catástrofe y de aventura, Krakatoa: al este de Java (1968), de Cinerama Producciones, y con los actuacoones de Maximilian Schell, Diane Baker, Rossano Brazzi, Brian Keith y Sal Mineo.  El film tuvo una nominación al Óscar de la Academia por sus efectos visuales.

La erupción del Krakatoa, por Luis Nelson Rodríguez Custodio (*).

Hace poco más de un siglo, en las remotas islas de Indonesia, la naturaleza desató una de las fuerzas más destructivas y espectaculares que la humanidad haya presenciado: la erupción del volcán Krakatoa.

No fue solo una erupción, ¡fue un evento que cambió el clima global y resonó en cada rincón del planeta!

El 27 de agosto de 1883, después de varios meses de actividad creciente, el Krakatoa, ubicado entre las islas de Java y Sumatra, estalló con una violencia inaudita.

La explosión principal fue tan potente que se estima que liberó la energía equivalente a 200 megatones de TNT, unas 13,000 veces la bomba atómica de Hiroshima.

¡El sonido de la explosión fue tan fuerte que se escuchó a más de 4,800 kilómetros de distancia, en lugares tan lejanos como Australia y Mauricio, convirtiéndolo en el sonido más fuerte registrado en la historia!

Las consecuencias fueron devastadoras. La explosión generó tsunamis gigantescos, con olas de hasta 40 metros de altura, que arrasaron las costas cercanas, cobrando la vida de más de 36,000 personas.

Las cenizas volcánicas se elevaron a una altura de 80 kilómetros en la atmósfera, viajando alrededor del mundo y provocando espectaculares puestas de sol rojas y azules durante años.

Además, la cantidad de azufre liberada en la atmósfera causó una disminución de las temperaturas globales en aproximadamente 1.2 grados Celsius durante el año siguiente, afectando los patrones climáticos y las cosechas.

Lo que alguna vez fue una isla volcánica se transformó en una caldera submarina, con solo pequeños restos que sobresalían del agua.

Décadas después, en 1927, una nueva isla volcánica comenzó a emerger de la caldera, apodada Anak Krakatau («Hijo de Krakatoa»), que sigue activa hoy en día, recordándonos el poder latente bajo la superficie de nuestro planeta.

La erupción del Krakatoa es un recordatorio sombrío y fascinante de la inmensa fuerza de la Tierra. Nos enseña la vulnerabilidad humana ante los fenómenos naturales y cómo un solo evento puede tener repercusiones globales y duraderas.

(*) Fuente: Texto republicado desde Masticadores, página nacida en Cataluña, que Jr Crivello dirige y con numerosos colaboradores en el mundo .

Afiche de la gran película del genero catástrofe y de aventura, Krakatoa: al este de Java (1968).

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