A un olmo seco

Poema de Antonio Machado

Antonio Machado (1875-1939), el poeta español, oriundo de Sevilla, Andalucía, representante de la generación del 98. Desde un poesía modernista avanzó hacia una poesía simbolista, con matices románticos. En su obra, medita poéticamente sobre la existencia. En sus versos resuena también una inveterada sabiduría popular.​ El famoso poema «A un olmo seco» da cuenta de una enseñanza de la naturaleza: allí, donde la vida se retrae, se congela o seca, luego, en la primavera, regresa, siempre regresa, como una poderosa fuerza de resurrección.

AL OLMO VIEJO, hendido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo
algunas hojas verdes le han salido.

¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.

No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.

Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.

Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.

Fuente: Antonio Machado, «Al olmo seco», en Campos de Castilla, publicada en 1912.

Deja un comentario