La filosofía estoica de Séneca

Por Laura Navarro

SÉNECA en Córdoba, su ciudad de origen, junto a la puerta de Almodóvar, en Andalucía, estatua de Amadeo Ruiz Olmos, 1965 (foto Harvey Barrison en Wikimedia Commons)

En este artículo, con intensa fundamentación documental, Laura Navarro, profesora de filosofía y poeta, nos acerca un panorama exhaustivo y muy sólido sobre la filosofía estoica, su filosofía de la naturaleza, su filosofía moral, su abordaje de las pasiones, su famosa ataraxia, a través principalmente del estudio de la obra de Lucio Anneo Séneca, nacido en la ciudad de Córdoba, en el 4 a.C, bajo dominio romano, y muerto, en su famoso suicidio, en Roma, en el 65 d.C, cuando era tutor del emperador Nerón.

Introducción

   La relación de Séneca[1] con la ética estoica quizá resulte controvertida si se quiere pensar en la coherencia entre vida y filosofía. Pero hacia el final de sus años Séneca siguió un camino que lo concilió con los ideales de la ética estoica, sobre todo teniendo en cuenta su final trágico, el suicidio, última prueba a que lo sometió la Providencia. Por ello hemos elegido este autor y analizaremos los textos siguientes: Tratados morales [2] , De la ira, en las Obras completas de Séneca,[3] y, textos en los cuales pensaremos la ataraxia y la apatía, la imperturbabilidad del alma y la impasibilidad, vía hacia el ideal supremo del sabio estoico, como influencia directa de la ética estoica antigua que se desarrolló tres siglos antes de la obra de Séneca.    

  ¿En qué sentido se afirma qué es posible extirpar las pasiones? ¿Es el sabio estoico un ser desapasionado de manera tal que le fuese posible tomar una decisión tan extrema como la de Séneca?

  Pero es necesario primero preguntarnos ¿Qué significa vivir conforme a la naturaleza? La filosofía natural de los estoicos, nos conduce a la respuesta, puesto que ella se halla en estrecha relación con la ética. Y ello porque podemos armonizar todo el sistema de ideas del estoicismo bajo una única explicación vinculada con la razón como principio rector cósmico y como principio rector del hombre individual. Principio inspirado en el fuego o lógos heraclíteo que tuvo gran influencia en la cosmovisión estoica. Ese mismo principio rector será la clave para penetrar en la fortaleza exenta de pasiones construida por Séneca para defenderse de la inestabilidad y de la adversidad de la época que le tocó vivir.

Desarrollo

El escenario histórico

   La ciudad antigua que siempre había brindado protección y seguridad a sus ciudadanos, por el auge de la expansión de los grandes imperios como el de Alejandro Magno hacia el Oriente, veía que todo lo que le había dado unidad, como sus tradiciones, su cultura, su religión, se iba desvaneciendo a medida que el imperio se expandía, “podemos decir echando mano de una metáfora, que la ciudad seguía estando allí, pero sus muros estaban derruidos “[4] y con ello la seguridad que su modo de vida le diera a los ciudadanos.

   Como consecuencia del aislamiento y desarraigo sus ciudadanos quebrantados en su fe y su seguridad comenzaron a sentirse cada vez más expuestos a los golpes del destino para lo cual era urgente una nueva filosofía que les devolviese la seguridad perdida, “una tranquilidad total, e imperturbable contra todos los golpes y cambios de la Fortuna, contra la inseguridad mudable e inconstante de los asuntos humanos”[5].

   La razón sería la fortaleza que ofrecían las nuevas filosofías helenísticas, que con principios inflexibles brindaban las terapias adecuadas para recuperar la seguridad exterior perdida, y a diferencia de las anteriores filosofías, para acceder a su conocimiento no era necesaria toda una vida sino una férrea convicción y disciplina interiores. .

   El estoicismo tuvo gran desarrollo en el Imperio Romano. Los ciudadanos, al verse acosados por las guerras civiles y ante la evidencia que ya no tenían asegurada la protección política, y al advertir que el Estado ya no garantizaba su seguridad, buscaron construir una fortaleza interior a través de los principios, máximas y forma de vida que propiciaba la ética estoica, tales son los ejemplos de Séneca, Epícteto y Marco Aurelio.

Filosofía de la naturaleza. La Providencia

   En De la Providencia Séneca responde a la pregunta de su discípulo Lucilio sobre ¿Cómo es posible que ocurran cosas malas a los hombres buenos? La respuesta es que existe la Providencia, y será necesario probar que “la Providencia interviene en todas las cosas y que Dios está con nosotros “[6] ¿A qué se refiere Séneca al hablarnos de la Providencia? Para la cosmovisión estoica hay una estrecha relación entre hombre y naturaleza.

   La naturaleza, pensaron los estoicos, con sus ciclos y regularidades, no puede menos que estar gobernada por un principio rector racional o ser racional supremo que gobierna todas las cosas con un propósito determinado que también podemos llamar Dios o Providencia. Esto es para los estoicos el logos, principio que unifica y armoniza el mundo. Fuego artístico [7] que gobierna a la Naturaleza y del que participan también los hombres como seres racionales. La Naturaleza está dotada de racionalidad, de ello se sigue que si todo está gobernado por este principio rector o Providencia con determinados propósitos, éstos deben ser necesariamente buenos. Y es por ello, se debe vivir conforme a la naturaleza , “vivir homologoumenós, en conformidad con el logos, (…) “subraya la relación entre el hombre y el mundo”[8]. A.A Long señala que en la filosofía estoica a diferencia de la Filosofía platónica y aristotélica el curso de los sucesos obedece a una relación causa y efecto inmanente. Entonces Séneca nos advierte que nada en la naturaleza ocurre por azar, enumerando la regularidad de los fenómenos de la naturaleza, señalando que estos son guiados por la Providencia, por ello los hombres buenos ante la adversidad “no han de temer (…) y no han de quejarse de su suerte. Tengan por bueno cuanto les sucede”[9].

  Para poder entender esta afirmación de Séneca, nos remontamos a Zenón de Citio que hacia el año 300 a de C desarrolló su filosofía en un lugar público, la Estoa, el pórtico pintado de Atenas.

   Zenón se había inspirado en el cinismo, práctica de vida proveniente de Diógenes de Sínope, según la cual la virtud equivale a vivir de acuerdo con la naturaleza satisfaciendo las necesidades humanas al mínimo. Los bienes externos para los cínicos no eran necesarios para alcanzar la felicidad en tanto nos alejaran de la premisa básica de vivir conformes a la naturaleza. El Cinismo como práctica de vida, fortalecía al hombre contra los cambios de la Fortuna. “De ellos heredó Zenón la noción fundamental para todo el estoicismo, de que la verdadera naturaleza o Physis de un hombre consiste en su racionalidad” [10] .

 Vivir conforme a la naturaleza no implica que coincida necesariamente con la circunstancia particular en la vida de un hombre, sino que es vivir conforme a la Naturaleza como un todo orgánico; lo cual va más allá del caso individual. Estos principios, entonces, son los que predominaron en el estoicismo; la indiferencia hacia los bienes exteriores y la racionalidad como fuente de la felicidad principios que según A. Long, nos hablan de la gran influencia del cinismo en la filosofía de Zenón.[11]

   Séneca sigue aconsejando a Lucilio “No os atemoricen aquellas pruebas que los dioses inmortales ponen como estímulo al alma. La adversidad es ocasión de virtud” [12].

Porque aquello que sea conforme a la Naturaleza es un valor positivo y su opuesto es malo. La Naturaleza es ocasión de felicidad y de la virtud .La filosofía natural está indisolublemente ligada a la ética.

La virtud, la felicidad

                       “¿Qué impide decir que la vida feliz es el alma libre, recta, intrépida, constante, que no tiene el el miedo y la ambición? Aquella cuyo único bien es la virtud y su único mal la vileza. Todo lo demás, una multitud de cosas sin valor que no roban ni aumentan a la felicidad de la vida (…)”[13]

  Según Séneca, siguiendo al resto de los estoicos, la virtud basta para alcanzar la felicidad, la vida buena. La virtud es equivalente a la felicidad .Los bienes externos no son necesarios, con la sola virtud como único bien basta. Esto difiere de la ética de Aristóteles, que si bien incluye la virtud, afirma que para que la felicidad sea completa también son necesarios los bienes externos. [14]

    Los bienes externos están librados a la Fortuna, el temor a perderlos y la ambición de poseerlos producen perturbación continua y hacen perder la tranquilidad del alma; ello nos lleva a la inestabilidad, por lo tanto a no poder alcanzar la felicidad. Se trata de llevar una vida, como toda ética de la virtud que forme nuestro carácter para que mediante la razón podamos discriminar lo que son creencias o preconceptos, cosas a las cuales damos valor y que en realidad no lo poseen, como expresa la cita: cosas sin valor que no roban ni aumentan la felicidad de la vida. Aquí la virtud aparece “como conocimiento y habilidad de ciertas cosas “[15]. El virtuoso actúa en tanto que tiene un conocimiento de lo que es bueno hacer. De lo cual se deriva la influencia del intelectualismo Socrático donde el vicioso equivale al ignorante y el virtuoso al sabio.

    Es que los bienes externos están expuestos al azar, y los estoicos como el resto de la filosofía helenística buscaban la seguridad interior. Y la disciplina, el entrenamiento y los preceptos estaban destinados a la formación interior del individuo, ámbito donde los embates de la Fortuna no provocan perturbaciones, ámbito que como en un mar calmo reina la tranquilidad.

   La virtud está íntimamente ligada al hecho de que el hombre es ser racional y por lo tanto es conforme a la Naturaleza. Pero la cita de Séneca habla de multitudes de cosas que, según él, carecen de valor al compararlas con la virtud. Esto es porque puede haber cosas preferidas. Por ejemplo, la riqueza también es conforme a la Naturaleza ya que preferimos la riqueza a la pobreza porque somos racionales; pero a sí mismo la riqueza no es algo que constituya al hombre como ser racional. Esto le corresponde a la virtud, la riqueza no constituye un valor moral, más bien es indiferente.

Tanto la pobreza como la riqueza carecen de valor, son indiferentes al compararse con la virtud. Por ello afirma Séneca que hay una multitud de cosas que son indiferentes y no aumentan la felicidad en relación a la virtud. Por ello mismo Séneca se queja de las alabanzas al placer, y dice “¿Se puede proponer algo mejor que la razón a quienes cupo en suerte una naturaleza racional?”[16]. Es por eso que la virtud debe ir por delante del placer. Séneca agrega que debe “llevar el estandarte”.[17]

Las pasiones

   Para poder definir el rol de las pasiones nos ocuparemos del Tratado De la Ira. Donde Séneca se plantea si es posible suprimir las pasiones o si en todo caso se las puede moderar.

                      “Aunque la ira no sea natural ¿No habrá acaso que admitirla por ser con frecuencia útil? Levanta los ánimos y los excita y sin ella el valor no haría en la guerra nada heroico, a no ser que esta llama lo encienda. (…)”. Por eso muchos piensan que lo mejor es moderar la ira, no suprimirla”[18].

   La ira no es natural, es decir, no es conforme a la naturaleza, porque en ella no impera lo racional. Séneca en esta cita hace referencia a Aristóteles con quien luego polemizará.

   La ética aristotélica es una ética de la moderación, “metriopathés” [19], en la que el hombre puede moderar sus pasiones, pero no está exento de ellas. El deseo impulsa la acción y la razón la modera. Pero pudiese ocurrir que se actúe en contra del mismo deseo, arrastrado el hombre por las pasiones; este es el caso de la ira; la razón va por un lado y el deseo por otro.

   La irascibilidad es lo que es visto como un exceso de la ira para Aristóteles.(E.N V 1126a 30-35) Será el hombre sabio o phrónimos el que en base a la experiencia, al hábito y a la formación del carácter, pueda moderar y reconducir rectamente sus pasiones. En este caso la moderación de la ira es la apacibilidad: esto es: la medianía con relación a la ira (E.N V11 1126a 26-30). “El apacible quiere estar libre de inquietud y no dejarse llevar por el afecto, sino irritarse del modo, y por las causas y durante el tiempo que la razón mande” (E. N V 1126a 30-35).

   Séneca, siguiendo la ética estoica, critica esta teoría, y con ello vamos acercándonos a la teoría estoica de las pasiones. La ira no se puede gobernar una vez que se ha instalado. Por eso, es imposible su moderación y “es más fácil excluir lo pernicioso que gobernarlo después de admitido” [20]. Porque la razón en tanto principio rector que lleva las riendas, en tanto se halle apartada de las pasiones “si se mezcló con ellas y se manchó, ya no puede contener a lo que hubiese podido separar de sí”[21].

   Para Séneca no hay posibilidad de moderar las pasiones. Su terrible poder es como el del huracán: una vez desatado no es posible controlar, ni siquiera mesurar, por ello elige excluirlas, como manchas o enfermedades de la mente, como algo pernicioso que lleva al equívoco continúo de nuestras apreciaciones.

  Y ello es así porque, a diferencia de las filosofías de Aristóteles y Sócrates, gran parte de la filosofía estoica no admite que en el alma haya divisiones. Por lo tanto no hay parte irracional en el alma donde se puedan ubicar los afectos, “ya que lo que llaman así los platónicos y aristotélicos es idéntico a la parte racional”.

   Las pasiones son, entonces, explicadas como estados del principio rector”[22], mente o razón. Por tener el hombre un principio rector racional en la madurez, puede captar las relaciones, los nexos entre las cosas; por ello, todo movimiento o impulso genera un pensamiento que es una respuesta articulada y racional.

   A estos estados del principio rector, las pasiones, los estoicos como Crisipo, los llamaban “falsos ‘juicios’ que tienen como predicado un gran bien o un gran mal” [23]. Por ello es que todo arrebato pasional aunque irracional, debe ser explicado como una creencia u opinión acerca de lo que está bien o mal. Pero como no admitimos que el alma posea partes irracionales, ¿cómo explicamos las pasiones? Si las pasiones son falsos juicios o creencias, son juicios equivocados acerca de la realidad. Y como lo que gobierna nuestra alma es el principio rector racional, depende de nosotros las creencias a las que deseemos adherir o no, y por consiguiente somos responsables por la forma en que procedamos basándonos en tales valoraciones.

  Solamente el sabio es el que no puede errar porque está en posesión de una recta razón (racionalidad) que no la desvía el movimiento de las pasiones; y como en el ejemplo del arquero lo lleva a dar en el blanco porque actúa en conformidad con la Naturaleza, y sus juicios y decisiones serán siempre verdaderos. Séneca admite que “Lo mejor es rechazar desde luego, los primeros impulsos de la ira, sofocar sus mismas semillas y trabajar por no caer en ella”[24] . Por ser un juicio erróneo, una falsa valoración, es un movimiento del alma que desobedece al principio rector, porque por su intensidad provoca un impulso que por ser excesivo y violento no se puede detener.

  Por eso necesario primero sofocar los impulsos, ya que ellos obedecen a la razón [25]. A tal punto que Séneca añade que si es rebelde a la autoridad lo único que se logra moderándola no será otra cosa que un mal moderado [26].

  “No es bueno lo que por su aumento se hace malo”[27] asevera Séneca. Las pasiones producen fuertes oscilaciones en la razón, más no se pueden moderar, son movimientos irracionales, pero esto no es contradictorio porque, decir irracional, no es decir contrario a la razón sino como expresa Séneca anteriormente, es rebelde a la autoridad de la razón. “La razón sólo tiene en cuenta aquello de que se trata: la ira se impresiona por cosas vanas y ajenas a la causa” (…) “ama y defiende el error” [28]

La apatía, ¿Extirpación de las pasiones?

“¿No se encolerizará el hombre virtuoso si ve matar a su padre o raptar a su madre? No se irrita pero los venga y se defiende”(…) “El hombre sabio cumple su deber imperturbable e intrépido y hará las cosas dignas del varón bueno sin hacer nada indigno de un hombre .¿Quieren matar a mi padre? Lo defenderé. ¿Está ya muero? Lo vengaré porque es necesario, no porque me duele”[29].

  Si las pasiones son falsos juicios, creencias, oscilaciones violentas de razón ¿Cuál es la terapia adecuada que debemos aplicar para su erradicación? El tratamiento adecuado parece estar dentro de la razón misma para que ella modifique sus juicios y formule juicios correctos.

  De la cita de Séneca, por lo anteriormente dicho, inferimos que la ira es un movimiento violento e inmediato que proviene de nuestra misma facultad racional y que nos impulsa a la acción. Es el asentimiento de algo que nos excede. Los estoicos dirían que esto es producto de atribuir un alto valor a los bienes externos que son vulnerables

  Para el sabio estoico de la cita anterior, que sólo puede formular juicios buenos “cree de todo corazón que los lazos familiares carecen de auténtico valor y que lo único realmente importante es la virtud”[30] .Por ello dice Séneca: “hace cosas dignas de un varón bueno”, e imperturbable cumple con su deber: no siente dolor, se venga.

  El hombre de bien no se irrita por los suyos, los defiende “por cumplir con el deber, con voluntad, con juicio, con reflexión, no por impulso y rabia”[31]

  Pero ¿quién es el hombre de bien, el sabio? El sabio estoico es el hombre totalmente racional, el hombre virtuoso que ha eliminado las pasiones, las emociones, el hombre, sin pasión (apathés). Y podemos describir este estado del alma del sabio estoico como la apatía, impasibilidad del alma, El hombre virtuoso no se irrita no siente envidia ¿Pero cómo describir aquel estado del alma? ¿Realmente el sabio es inmune? Así lo plantea Séneca siguiendo a los estoicos:

   “Confieso que sentirá cierta conmoción suave y ligera; pues, como dice Zenón, también en el ánimo del sabio, cuando ya está sanada la herida, queda la cicatriz. Sentirá pues sombras y sospechas de pasión, pero carecerá de ella.”[32]

   El hombre virtuoso para los estoicos, entonces ¿Carece de pasiones, de emociones?, ¿Es un ser puramente racional? Los estoicos responden que “el virtuoso no tiene pasiones, tiene ·pasiones positivas·”[33] Estas “pasiones positivas”, (eupháeteias) propias del hombre virtuoso hacen que este “no experimente temor (phóbos) sino precaución (eulábeia), no tiene apetito o ansia (ephithymía) sino deseo racional (boúlesis).”[34] Las pasiones así racionalizadas no perturban el alma porque son “pasiones positivas”. La ira como estado pasional comienza con gran ímpetu, pero luego de varias embestidas se debilita y decae, pero las pasiones racionalizadas convertidas en “pasiones positivas” conforman una razón estable, constante, uniforme.

  Para M. Frede del hombre sabio, no se puede decir que sea carente de emociones e impulsos, ya que “se inclina o se sustrae a las mismas cosas que nosotros, con la salvedad que no le atribuye ningún valor en particular”[35] .Por lo cual, le es indiferente si obtiene o no aquello a lo que se inclina. Sólo le importa lo que es realmente bueno para él; lo virtuoso y lo racional y ha de saber que todo es conforme a la naturaleza. No es que sea insensible, si no que nada perturba su juicio.

  Séneca piensa que el temor a la fortuna, el temor a la muerte, como lo describe en su carta a Lucilio “Puede agraviarte la Fortuna, pero no temo, y esto es lo que más importa”[36]. El temor nos impide llegar la ausencia de turbación (ataraxia) del alma o serenidad como meta para lograr el fin último que es la felicidad. Esto es así porque el apego a los bienes externos nos desvían de lo verdadero que es la virtud. Porque que ella por si misma nos basta para llegar a la felicidad, a la tranquilidad del alma; por ausencia de temor a la pérdida de dichos bienes., por lo que disponga la Fortuna .Ello implica para el estoico alcanzar la racionalidad, aceptar de buen grado los designios de la Providencia, porque él puede comprender esos designios.

El hombre virtuoso

 Por último nos referimos al hombre virtuoso para Séneca, con referencia a la visión de los antiguos estoicos, teniendo en cuenta la apatía y la impasibilidad del alma.

  El camino hacia la sabiduría requiere una larga experiencia de vida y un duro entrenamiento que implica la difícil tarea de abandonar falsas creencia que debido a la costumbre son arduas de extirpar, para llegar al conocimiento de lo que realmente importa., la virtud, que es la racionalidad, estado que se alcanza en la madurez. Viviendo en coherencia y armonía con la Naturaleza, con el todo.

   Séneca se esfuerza por explicar el estado de impasibilidad de su alma, para ello recurre a las metáforas de los que recuperan la salud después de una gran fiebre y a la tranquilidad, que sobreviene luego del azote de la tempestad “Les sucede lo que al mar y a los lagos, que aún después de cesar las tormentas y quedar tranquilos y en calma tienen cierta conmoción” [37] .

  La tranquilidad que sobreviene luego de la ausencia de pasiones o la apatía Séneca la denomina Tranquilidad y dice:

“a esta estabilidad del alma llaman los griegos Eudomía (…) Yo la llamo Tranquilidad” (…) “el alma a paso igual y próspero” (…)” siempre en paz consigo (…) y con alegría ininterrumpida” (…) “manteniéndose siempre en estado de placidez”[38]

 Esto implica calma frente al temor y un buen flujo de vida, es decir, un estado constante de tranquilidad. Se llega a la tranquilidad en ausencia de toda perturbación que puedan ocasionar los bienes externos, ya que ellos por ser vulnerables son ocasión de inestabilidad. Entonces, no se puede desear nada externo a uno mismo, sólo cuenta la virtud y ella sola alcanza para la felicidad.

 Pero la felicidad no se puede abstraer, para los estoicos, de una perspectiva cósmica. Por lo cual es necesario que exista una concordancia entre la naturaleza humana particular, la parte, y la Naturaleza universal, el todo. Entonces, el estado de impasibilidad implica ” la armonía del alma individual con el querer de la razón universal” [39] .Esto requiere de una sabiduría en consonancia con el logos o principio rector universal o Providencia que nos gobierna según fines determinados. ”Todo sucede según una ley infalible y eterna” (…) “Hace ya tiempo ha sido determinado cuanto haz de gozar y cuanto haz de llorar”[40] Por ello se puede hablar en el sabio de “un cierto conocimiento de los designios de Zeus” [41] de los designios de la Providencia.. Conocer esta ley universal que menciona Séneca, en el sentido que estos conocimientos impliquen que sea “posible ajustarse a ellos no sólo en sentido teórico sino también en un sentido práctico de tal modo de actuar · en conformidad con el querer de Zeus ·”[42]

  Esto puede implicar que el sabio estoico posea la Sabiduría al alcanzar la racionalidad. El sabio ha llegado a ver que” el fin reside en vivir conforme a la naturaleza y que ese es el único bien” [43]

Y por ello el hombre sabio es infalible, porque sus juicios siempre son rectos y siempre obra en conformidad con la naturaleza.

Conclusión

  La impasibilidad del alma o apatía en Séneca está claramente desarrollado en el Tratado moral De la ira. La ira habla en nombre de todas las pasiones. Sobre todo porque es el más claro ejemplo de que las pasiones una vez desatadas no se pueden contener. Por eso Séneca no admite su moderación. Más bien aboga por su extirpación. La apatía es un estado que sólo conoce el sabio.

 El sabio es el virtuoso, el que se haya libre de temor por la pérdida de los bienes externos, porque sabe que el único bien es la virtud .Por ello el virtuoso libre de las pasiones, es la persona feliz y el estado de su alma es una calma permanente, sin de te temor y perturbación, que Séneca denomina Tranquilidad. Su alma opera rectamente y no sufre oscilaciones violentas producidas por las falsas creencias. Esto se definió en las filosofías helenísticas como lo equivalente a la ataraxia, ausencia de perturbación del alma.

   La imperturbabilidad es el estado de armonía que alcanza el hombre virtuoso, cuyo carácter está determinado por la razón, que lo lleva a vivir en conformidad con la Naturaleza, gobernada a su vez por una razón universal. Esto es así, porque los estoicos poseían una cosmovisión en la que todo lo que sucede ocurre por los designios de la Providencia de la Naturaleza. Por ello nada de lo que ocurra puede ser malo El hombre sabio por alcanzar la racionalidad, interpreta siempre los designios de la Providencia como algo bueno para él y por lo tanto no puede errar en sus juicios.

  La ética estoica tal como se planteó en el comienzo, construyó una fortaleza en el interior del hombre, cuyos materiales fueron: máximas, preceptos, dogmas y una ardua disciplina mental y física. Formó un hombre de carácter autosuficiente y fuerte, para resguardarlo de las circunstancias inestables que le tocaron vivir en su época donde todo se podía perder incluso la propia vida. Un hombre preparado para los embates de la Fortuna.

  Esta cosmovisión nos ha resultado útil como apertura hacia la ética de Spinoza que se nutre de la filosofía estoica es su concepción determinista del Universo como todo orgánico que responde a un principio racional inmanente. Para A. Long, tanto los estoicos como Spinoza “consideraban la felicidad como totalmente dependiente de la comprensión de la Naturaleza y del puesto del hombre en ella”.[44]

 CITAS                  

[1] Siglos 4 a 65 de nuestra era . Nacido en Córdoba. se suicida por orden de Nerón de quien fue precepto además de ser un rico ciudadano. .Según Paul Veyne, Séneca uno o dos años antes del incendio de Roma en el 64 a de C, alejado y retirado de sus cargos dedica su vida al estudio para “hallar una seguridad mental que lo prepara para lo peor, se refugia también en la práctica de la sabiduría como medio para servir a los demás”.P.Veyne, Séneca y el estoicismo ,FCE,1996,p.46

[2] Séneca , Tratados Morales ( traducción de Pedro Fernández Navarrete, Edición e introducción de Pedro Rodríguez Santidriana, Madrid, Espasa Calpe, 2005 )

[3] Séneca, Obras completas de Lucio Annea Séneca,Tratados morales, T. II (Introducción , traducción y notas Jose´M. Gallegos Rocafull,, México, U. N. A. M, 1946 )

[4] Amstrong A. H, Introducción a la Filosofía Antigua, Buenos Aires, Eudeba, 1977,p.189

[5] Ibid. p.190

[6] Séneca, Tratados Morales, De la providencia I. (traducción de Pedro Fernández Navarrete, Edición e introducción de Pedro Rodríguez Santidriana, Madrid, Espasa Calpe, 2005 )

[7] Concepto proveniente de la filosofía de Heráclito como principio ordenador del cosmos.

[8] “ noción Heráclitea en su concepción” A.A.Long , La filosofía helenística, Madrid, Alianza, 1987, p.146

[9] Séneca ,Tratados Morales De la Providencia II ( traducción de Pedro Fernández Navarrete, Edición e introducción de Pedro Rodríguez Santidriana, Madrid, Espasa Calpe, 2005 )

[10] Long Anthony A, La filosofía helenística, Madrid, Alianza, 1987, p.114

[11] Ibid.p114

[12] Séneca , De la Providencia, IV, Tratados Morales ( traducción de Pedro Fernández Navarrete, Edición e introducción de Pedro Rodríguez Santidriana, Madrid, Espasa Calpe, 2005 )

[13] Séneca, De la tranquilidad del alma, V, Tratados Morales ( traducción de Pedro Fernández Navarrete, Edición e introducción de Pedro Rodríguez Santidriana, Madrid, Espasa Calpe, 2005 )

[14] Irwin discute esta posición si la felicidad consiste en virtud más bienes exteriores como cree Aristóteles o como creen los estoicos la felicidad no admite tal mezcla. En Irwin T.H ,La concepción estoica y la concepción aristotélica de la Felicidad, Las normas de la naturaleza ,M. Shonfeld y G. Striker, (comps), Buenos Aires, Manantial, 1993

[15] “las virtudes son cierto tipo de bienes. Toda virtud es un bien pero no toda bien es una virtud” (…) las virtudes propiamente dichas son (…)”prudencia , moderación , justicia y valentía excelencias del alma que cumplen con la condición de ser conocimiento (epistémai) de ciertas cosas y habilidades (technai)” en Juliá V, Boeri M, Corso L, Las exposiciones antiguas de ética estoica, Buenos Aires, Eudeba, 1998, p.35

[16] Séneca , De la felicidad, XIV, Tratados Morales ( traducción de Pedro Fernández Navarrete, Edición e introducción de Pedro Rodríguez Santidriana, Madrid, Espasa Calpe, 2005 )

[17] No critica la Filosofía de Epicuro, sino que critica a los que tergiversan su concepto del placer.

[18] De la Ira, Libro I VII 1

[19] “El sabio (…) es moderado o mesurado en su respuesta emocional y no enteramente libre de todo afecto” Frede Michael, La doctrina estoica de las pasiones, Las normas de la naturaleza ,M. Shonfeld y G. Striker, (comps), Buenos Aires, Manantial, 1993.p.101

[20] De la ira , I VII 2

[21] De la ira, I VII 3

[22] Juliá V, Boeri M, Corso L, Las exposiciones antiguas de ética estoica, Buenos Aires, Eudeba, 1998, p.58

[23] A..A .Long , La filosofía helenística, Madrid, Alianza, 1987, p.174

[24] De la ira, Libro I, VIII 1

[25] “El ejemplo es el de un corredor, cuyas piernas han desarrollado un movimiento a tal punto excesivo frente al impulso que, aunque lo desee no puede cambiar de dirección de un modo consecuente con la razón. Hay una cierta medida del impulso natural que es ”según razón” : su intensidad es tal que la razón la considera adecuada pues se da una cierta coincidencia con ella” Juliá V, Boeri M, Corso L, Las exposiciones antiguas de ética estoica, Buenos Aires, Eudeba, 1998, p.60

[26] De la ira, I XI 4.

[27] De la ira, I XIII 2

[28] De la ira I XVIII 1

[29] De la ira, I XII 2

[30] Nussbaum M, La terapia del deseo, Teoría y práctica en la ética helenística, Barcelona, Paidós, 2003,p.512

[31] De la ira, I XIII 5

[32] De la ira, I XVI 7

[33] Juliá V, Boeri M, Corso L, Las exposiciones antiguas de ética estoica, Buenos Aires, Eudeba, 1998, p.64

[34] Ibid p.64

[35] Frede Michael, La doctrina estoica de las pasiones, Las normas de la naturaleza ,M. Shonfeld y G. Striker, (comps), Buenos Aires, Manantial, 1993.p.114

[36] Séneca, Cartas morales, L XXXII 1

[37] Séneca , De la serenidad, II Tratados Morales ( traducción de Pedro Fernández Navarrete, Edición e introducción de Pedro Rodríguez Santidriana, Madrid, Espasa Calpe, 2005 ) P.123

[38] Séneca , De la serenidad, II Tratados Morales ( traducción de Pedro Fernández Navarrete, Edición e introducción de Pedro Rodríguez Santidriana, Madrid, Espasa Calpe, 2005 ) P.124

[39] Juliá V, Boeri M, Corso L, Las exposiciones antiguas de ética estoica, Buenos Aires, Eudeba, 1998, p.87

[40] Séneca, De la Providencia, V Tratados Morales ( traducción de Pedro Fernández Navarrete, Edición e introducción de Pedro Rodríguez Santidriana, Madrid, Espasa Calpe, 2005 ) p.45

[41] Juliá V, Boeri M, Corso L, Las exposiciones antiguas de ética estoica, Buenos Aires, Eudeba, 1998, p.99

[42] Ibid, p.99

[43] Cita de Séneca, en Engberg-Pedersen, El descubrimiento del bien, Las normas de la naturaleza ,M. Shonfeld y G. Striker, (comps), Buenos Aires, Manantial, 1993.p.189

[44] Long Anthony A, La filosofía helenística, Madrid, Alianza, 1987, p.203

Bibliografía primaria

* Séneca, Tratados Morales (traducción de Pedro Fernández Navarrete, Edición e introducción de Pedro Rodríguez Santidriana, Madrid, Espasa Calpe, 2005)

* Séneca, Obras completas de Lucio Annea Séneca, Tratados morales, T. II (Introducción, traducción y notas Jose M. Gallegos Rocafull,, México, U. N. A. M, 1946)

* Juliá V, Boeri M, Corso L, Las exposiciones antiguas de ética estoica, Buenos Aires, Eudeba, 1998.

+ Long Anthony A, La filosofía helenística, Madrid, Alianza, 1987.

Bibliografía secundaria

* Aristóteles, Ética Nicomaquéa, Sinnott E., Traducción, notas e introducción, Buenos Aires, Colilue, 2007.

* Las normas de la naturaleza ,M. Shonfeld y G. Striker, (comps), Buenos Aires, Manantial, 1993.

* Nussbaum M, La terapia del deseo, Teoría y práctica en la ética helenística, Barcelona, Paidós, 2003.

* Amstrong A. H, Introducción a la Filosofía Antigua, Buenos Aires, Eudeba, 1977

* P.Veyne, Séneca y el estoicismo ,FCE, 1996.

Manuel Domínguez Sánchéz, Séneca, después de abrirse las venas, se mete en un baño y sus amigos, poseídos de dolor, juran odio a Nerón que decretó la muerte de su maestro(1871), en el Museo del Prado, Madrid.

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