Por Esteban Ierardo

 La arquitectura monumental atrae por su pura impotencia. Pero al volumen que impacta, se le puede agregar un simbolismo particular a descifrar y contemplar. Francisco Salome y Louis Kahn son dos arquitectos que, en tiempos, lugares y contextos diferentes, dan un ejemplo del poder expresivo de la monumentalidad.

En principio pensé en hacer un texto y una galería sobre Salamone, el arquitecto italiano argentino de hoy un muy valorado legado. Pero enseguida advertí una inmensa cantidad de información y fotos de sus obras. Pensé entonces que mejor sería recuperar la particular creación de este arquitecto desde lo lateral, lo no habitual: como un ejemplo posible de lo monumental en relación con otro arquitecto también singular, no muy apegado a las convenciones: Louis Kahn, al que descubrí por búsquedas aleatorias en Internet. Como la de Salamone, su obra también atrae como algo diferente. Por eso nos concentraremos más en una posible afinidad que en reconstruir la totalidad, o lo más representativo, de ambos creadores. Para esto al final agrego unos links, junto a una galería. Se trata, en definitiva, de descubrir y conocer por relaciones en el seno del arte arquitectónico, en este caso.

En la Pampa argentina y en Daca, Bangladés, o la India, o California, entre América y Asia, se puede trazar una línea imaginaria entre las obras de Francisco Salamone y de Louis Khan…

Francisco Salamone (1897-1959), arquitecto e ingeniero ítalo-argentino, nace en Sicilia, y llega a la Argentina muy pequeño. Diseña 67 obras públicas en 28 pueblos de la Provincia de Buenos Aires entre los años 1936 y 1940. En 1920, obtiene el título de ingeniero civil​.​ En​ 1936 termina el edificio de la Municipalidad de Las Varillas, en Córdoba, donde también deja algunas obras inconclusas. Es contratado por el Gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Dr. Manuel Fresco (1936-1940), para la edificación de nueva obra pública en la Pampa húmeda, con vía libre para sus proyectos. Así su capacidad inventiva adquiere expresión y altura.

La arquitectura de Salamone contiene varias capas de significación: por un lado, un sentido político, sus obras le son encargadas para el crecimiento de pueblos y ciudades pero, finalmente, para la vigorización del Estado bonaerense y el usufructo propagandístico de su gobernador conservador, de tendencias autoritarias; segundo, el hecho arquitectónico en sí mismo como expresión artística de importante vuelo simbólico. La imaginación proyectiva de Salamone se nutre de estilos de su época: art decó , el monumentalismo y su espectacularidad, el funcionalismo, el cubismo y el futurismo.

El gobernador Manuel Fresco, electo en 1936, pertenece a la clase política dominante de la llamada Década Infame, en Argentina. La arquitectura de Salamone en parte es funcional al gesto grandilocuente de una política pública que valoriza la geografía, y promueve el turismo, la industria agropecuaria, y ganadera en sus relaciones con los mataderos, no solo como obras necesarias, sino dignas también de estilización arquitectónica más allá de su funcionalidad.

Las construcciones de Salome se agrupan en tres tipos principales: portales de cementerios, municipalidades y mataderos, con la inclusión de mobiliario urbano, como veredas, luminarias, pórticos …Salamone siembra la provincia con Palacios Municipales en Guaminí, Rauch, Pellegrini, Tornquist, Alberti, Laprida, Vedia, Coronel Pringles; o el Palacio Municipal de Carhué, su más lograda obra municipal de 1938, declarada “Monumento Arquitectónico Municipal», que combina futurismo italiano con funcionalismo en la línea de la Escuela de la Bauhaus, y art decó.

En cuanto a los portales de cementerios irradian notable impacto los de la ciudad de Azul, que muestra un Arcángel San Gabriel a la manera de un gran Ángel de la muerte; el de Saldugaray, en el que se exhibe un Cristo crucificado en un frente circular; y el Cristo de cuerpo entero de Laprida, la segunda obra religiosa más alta de Sudamérica, tras el Cristo redentor de Río de Janeiro, Brasil.

Entre sus mataderos, con un obligado sentido funcional, se destaca el de Coronel Pringles, cuya torre representa la hoja de una cuchilla. Y también destacan sus mataderos de Epecuén, Guaminí, Balcarce. Otro aspecto que se discute hoy sobre Salamone es la posible importancia, generalmente no advertida, de su socio en muchos emprendimientos, una suerte de «diseñador fantasma» de sus obras, Luis Constantini.

Louis Kahn (1901-1974), por su parte, nace en la isla de Saaremaa, Estonia, en el seno de una modesta familia judía, que emigra y se establece en Filadelfia, Estados Unidos. Se forma como arquitecto. Alterna la dirección de su estudio con la crítica del diseño y la docencia en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Yale, entre 1947 a 1957; y también es profesor de Arquitectura en la Escuela de Diseño en la Universidad de Pensilvania. Después de graduarse, durante un tiempo permanece en la ciudad medieval de Carcassona, en Francia. El estilo internacional del modernismo, y el legado de Le Corbusier, lo reinterpreta de forma propia, se inspira en la arquitectura antigua, y busca una nueva poética.

En 1974, muere de un ataque del corazón en la estación de trenes de Pensilvania de Nueva York, recién llegado de un viaje de trabajo en la India. El estilo de Kahn rebosa fascinación por la monumentalidad, lo monolítico e intemporal; por los materiales; y por la luz con sus matices en el paso de los días y de las estaciones. Isamu Noguchi, el escultor y diseñador estadounidense-japonés, afirma que Kahn es «un filósofo entre arquitectos».

A su estilo monumental lo estima parte de una «construcción reflexiva de los espacios». Apela a los materiales, como el hormigón visto ( el que no se acaba luego de fraguar de manera que muestra las marcas del encofrado); y atiende a la cuidada luminosidad para acrecentar la presencia de sus obras. Así sostiene que:

«…la monumentalidad es enigmática. No puede crearse intencionalmente. No son necesarios ni el material más exquisito ni la tecnología más avanzada…»

​ Sus obras representativas incluyen la Galería de Arte de la Universidad de Yale (1951-53); la Trenton Bath House (1955); el estudio de Esherick (1956); el Centro de Arte Británico de Yale (1974); la Galería de Arte de la Universidad Yake, New Haven (1951-1953); la Primera iglesia unitaria, Rochester (1962); el Británico Mawr College (1960-1965).

Obras de Kahn que son claro ejemplo de la monumentalidad son el Instituto Salk, en La Jolla (1959-1965), San Diego, California; el Indian Institute of Managemnent (Instituo indio de Administración) (1962-1974), en la ciudad de Ahmedabad, en la India, en el estado de Gujarat, al oeste del país; o el Jariyo Sangsad Bhaban,el Edificio de la Asamblea Nacional (1964-1982), en Daca, en Bangladés, su último gran proyecto.

La trascendencia de la monumentalidad entre la pampa húmeda, Asia y América

Tanto la rareza de la arquitectura de Salamone en la Pampa argentina, o de Kahn en varios continentes, son derivaciones del colosalismo arquitectónico que, con su volumen gigantesco, atraviesa la historia desde el megalitismo de la prehistoria a la antigüedad, con los zigurat sumerio y los templos y pirámides egipcias; o la Pirámide del Sol en Teotihuacán; los muros ciclópeos de Sacsahuamán; o el gran templo budista mas grande del mundo en Angkor Wat, en Camboya.

La verticalidad imponente se reitera, asimismo, en la edad media con el gótico, y es retomada por el urbanismo moderno y los rascacielos. El impacto de lo vertical es lenguaje del poder de la iglesia ( el gótico), del estado totalitario de las dictaduras del siglo XX (Hitler, el fascismo italiano y la Unión Soviética de Stalin), o del mercado y Occidente (New York).

La espectacularidad monumental perdura en la historia de la arquitectura, con diversos facetas o sentidos. Las obras de Salamone llegan a elevarse a unos treinta metros respecto a un entorno urbanístico que no superaba los cinco metros de altura. Para los habitantes de la época de su construcción, las obras de Salomone le habrán provocado una suerte de «efecto medieval de la altura». Junto a edificaciones bajas y monótonas, la arquitectura de lo alto y raro, se diferenciaba plenamente de los alrededores, como las altas iglesias del gótico medieval respecto a su entorno.

La impotencia relativa de las obras de Salamone modifican el paisaje urbano, introducen lo extraordinario. Y por su altura parecen unir el cielo con la tierra pampeana; además de representar, en el contexto de la Pampa, un avance más de la civilización sobre lo que, por razones propias de la historia argentina, se interpretó como geografía de la barbarie o el desierto.

La arquitectura, así, en su verticalidad, une lo alto y lo bajo, y hace que el entorno urbano interactue con el ambiente, con un espacio mayor. No queda encerrado en el límite de su forma.

El mismo efecto, y en una magnitud mucho mayor, ocurre en el caso de lo monumental de Louis Kahn.

Su obra maestra en Daca, la Asamblea Nacional, el Capitolio, en Bangladés, se alza en las afueras de la ciudad. Una primera e ineludible significación política impregna al gran edificio. Su presencia imponente es primero manifestación de las pretensiones de independencia de un Estado poscolonial (declaró su liberación respecto a Pakistán Occidental). Pero, como en el caso de Salamone, es limitado reducir el lenguaje arquitectónico monumental a mensaje de afirmación del poder.

La imponencia de la Asamblea Nacional de Bangladés se refleja en las aguas que la rodean y, como presencia monumental, modifica el paisaje con el resplandor de lo extraño o extraordinario respecto a la urbe corriente. Y se ofrece como punto de encuentro entre la tierra, el agua, lo vegetal, y la desnudez azul del cielo. Nuevamente, lo monumental como la verticalidad o la masa monumental disruptiva, diferente, y la interacción con el ambiente como fuerza de atracción entre lo alto y lo bajo. La monumentalidad, en este caso, como riqueza de lo diferente y la arquitectura como factor de integración ambiental, como presencia que integra las partes del espacio mayor de la verticalidad celeste y la horizontalidad terrestre.

Un análisis semejante puede extenderse a la obra de Kahn que hace pocos años, en tiempos de pandemia, estuvo amenazado de demolición parcial. El Instituto Indio de Administración surge en 1962 como facultad de ciencias empresariales del gobierno indio y el estado de Guyarat, cerca de la ciudad de Ahmedabad (el museo de la ciudad es obra de Le Corbusier (1951-1956). La primera idea de Kahn es un lugar de trabajo y residencia comunitaria inspirado en el modelo del monasterio medieval. El conjunto busca integrarse al clima y a las brisas del lugar. La elección del ladrillo local como material de construcción se debe, en este caso, a los costos más baratos.

La ubicación del edificio es una extensa planicie, sin contexto urbano. Nuevamente lo monumental extraordinario y la integración con el entorno natural.

El ejemplo del Instituto Salk es otra muestra de una monumentalidad simétrica y e inmersa en el ambiente. El Instituto Salk es creado por el Dr. Jonas Salk, inventor de la vacuna contra el polio. Su edificio actual es el Instituto Salk de Estudios Biológicos, complejo de laboratorios, referencia mundial en la investigación biológica, en La Jolla, San Diego, California. Diseñado por Kahn, es inaugurado en 1965. En su concepción interviene el propio Salk, que luego de concluida la obra, dirige el instituto.

La obra se compone de dos bloques separados por una plaza sin vegetación. Lo componen laboratorios, estudios, bibliotecas, oficinas. El volumen edilicio monumental compone una figura simétrica mediante dos estructuras idénticas separadas por un patio vacío, en el que se acomoda un canal de agua lineal que recorre todo el eje del patio. La luz del sol resplandece en el agua y orienta la mirada hacia el cielo y el Océano Pacífico. Repetición de un estilo y un efecto: lo monumental extra-ordinario (con su factor de simetría que subraya la imponencia del conjunto), y la integración en el paisaje de poca densidad urbana y la inmensidad oceánica.

Y lo monumental refiere al monumento, y monumento proviene del latín monumentum que alude al recuerdo, la memoria. El ejemplo de monumento en Salamone son las portadas imponentes de los cementerios con la cruz o el rostro de Cristo, que monumentalizan o recuerdan la realidad fronteriza entre los vivos y los muertos. Y el Instituto Salk recuerda o monumentaliza un resplandeciente canal de agua a través de su patio central, la unión entre lo humano y la naturaleza, entre el agua, la luz y el cielo (como creemos era el sentido de muchas construcciones megalíticas, o, del ziqurat de Ur, el templo-montaña sumerio como punto de reunión entre la tierra y el cielo).

Desde sus obvias diferencias de época, recursos y contextos, Salamone y Kahn cultivan la arquitectura monumental, que crea singularidad extra-ordinaria, y que integra lo construido con el espacio ambiental. Así, por el camino de las relaciones, desde la lateralidad, en obras que parecen distantes y separadas, lo extraordinario, lo integrador y la fuerza evocadora del recuerdo por el monumento, revelan actos afines de magia arquitectónica.

Galería Fotográfica Salamone, Louis Kahn y lo monumental

Francisco Salamone (obra en la Provincia de Buenos Aires, República Argentina)

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Louis Kahn

Instituto indio de Administración ( en arquine.com/kahn-en-ahmedabad/)

Instituto Salk, de Estudios biológicos, San Diego, California, Estados Unidos

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Louis Kahn en página arquitectura viva (artículo)