
Las sacerdotisas despiertan con el alba seguras de su tarea sobrenatural: mantener las llamas de la diosa del fuego en perpetua vivacidad, como protección mágica de Roma. Del Colegio de las Vestales es la responsabilidad de ese culto esencial.
Las vestales son sacerdotisas públicas (Vesta publica populi Romani Quiritium), única excepción al monopolio sacerdotal masculino en Roma.
En el 380 el emperador Teodosio I el Grande convierte al cristianismo en religión oficial del imperio romano luego de un largo proceso, que inicia Constantino, de alianza entre la cruz y el trono romano. Así el ocaso precipita la caída de la religión tradicional romana y su veneración de los dioses y diosas del paganismo ancestral. El Templo de Vesta es clausurado en 391. Como símbolo de los nuevos tiempos, Concordia, la Vestalis máxima, en el fin de sus días, se convierte al cristianismo.
Las vestales son vírgenes, de padre y madre patricios. Elegidas por el Pontífice Máximo entre los seis a diez años, deben ser hermosas y fieles a su tarea ritual de velar por la inextinguible llama del Fuego sagrado. El fuego procede de la luz solar que, medíante un espejo cóncavo, funge como fuente de ignición. Para mantener este proceso la vestal debe mantenerse en guardia, caso contrario es azotada.
Están exceptuadas de casarse, de tener hijos. Sus cabellos son cortados y consagrados a la Diosa Vesta, diosa del hogar, el fuego, la fidelidad. Cualquiera que la insulte puede ser arrebatado del don de la vida. Deben mantenerse célibes, de infringir esta norma se exponen a la lapidación, castigo luego sustituido por la decapitación, o el ser enterradas en vida, y su amante es sometido a suplicio. Solo se sabe de veinte vestales que prefieren el amor o el placer a la parafernalia sacerdotal que demanda Roma.
Su energía de vida durante treinta años debe entregarse solo al culto de la diosa Vesta y su fuego. Portan un velo en la cabeza. Sostienen una lámpara encendida entre las manos. Su luz alumbra su camino y quizá, o no, la soledad impregna sus mejillas. Para servir a la diosa y Roma deben sacrificarse como mujeres reales, renunciar a ser madres, novias, o esposas, o hijas, para solo ser las guardianas de una institución solemne y sagrada.
Aquí, una aproximación a la Casa de las vestales que «después de 20 años de estar sometida a las tareas de excavación, restauración y estudio la casa de las Vírgenes Vestales», ya desde 2011, puede ser visitada.
E.I.
La casa de las vírgenes vestales en la ciudad eterna
Por Pipo Bunorroti (@PIPO BUNORROTI) (*)

A partir del 27 de Enero de 2011 quienes visiten Roma ya tienen un nuevo lugar que ver y admirar de la CIUDAD ETERNA. Quienes visiten el Foro Romano podrán caminar sobre lo que en su momento fue la Casa de las Vírgenes Vestales.
La Casa de las Vestales, que se encuentra en la Vía Sacra que comunica los Foros Imperiales con el Coliseo, está considerado uno de los lugares más sagrados y simbólicos de la Roma Antigua, ya que en sus orígenes estaba formado por un templo y un atrio repleto de pórticos.
La Casa de las Vírgenes Vestales era la residencia de las sacerdotisas encargadas del culto a la diosa romana Vesta. La Casa, un gran atrio rectangular alrededor de un amplio patio, está situada justo detrás del Templo de Vesta, el lugar en que las vestales guardaban el fuego sagrado dedicado a la diosa.
Ha sido el subsecretario del Ministerio de Bienes Culturales de Roma, Francesco María Giro, el encargado de en la mañana del 27 de enero de inaugurar y dar a conocer la nueva ruta que permitirá a los visitantes caminar por unos espacios que hasta ahora solo podían verse a distancia.
Después de 20 años de estar sometida a las tareas de excavación, restauración y estudio la casa de las Vírgenes Vestales puede por fin ser visitada. Es una excelente noticia su reapertura al público en general ya que hasta ahora solo podíamos entrever desde la distancia. Nos felicitamos por ello y también tendremos que felicitar al equipo de profesionales de la Universidad de la Sapiencia y a su director el Arqueólogo Andrea Carandini que durante todo este tiempo se han encargado de realizar dicho trabajo, y me consta que sus resultados son excelentes.
Gracias a los trabajos que se han estado realizando durante estas dos décadas en la Casa de las Vestales, se han descubierto los restos más antiguos que existen de estas construcciones de vivienda unifamiliar romana de familias de cierto nivel económico o con poder que existían en Roma, a éste tipo de construcciones se les llama domus ,por el cabeza de familia que se les llamaba dominus, como decía se han descubierto con estos trabajos los restos de unos muros de arcilla y varias estancias que datan de los principios de Roma cuando esta ciudad no era más que una pequeña población. Si bien es cierto, que la Casa de las Vestales que ahora podemos visitar y disfrutar, nos viene de los tiempos del emperador Settemio Severo (146-211) última vez de la que se tiene constancia en el que el complejo fue restaurado.
La casa en la que vivían las vestales eran una especie de convento moderno, qué estaba digamos que articulado alrededor de un patio ajardinado rodeado de pórticos, en los que se exponían las estatuas de las Vestales máximas, osea las sacerdotisas que ejercían como regentes de la orden, cada una de ellas está colocada sobre un podio en el que se detallan sus virtudes. En torno a ese patio se articulaban las distintas estancias, qué originalmente ocupaban varios pisos.
Atirum Vestae

Esta era la casa de las Vestales y a la vez un opulento e impresionante palacio de 84 habitaciones. Se encontraba al Este del Foro Romano y ubicado al lado del Domus Publicae, el hogar del Máximo Pontífice. La parte principal de la estructura era el templo circular a Vesta que ocupaba el lugar trasero de la casa de las sacerdotisas. La construcción fue variando considerablemente a lo largo de la historia. Incluso en el año 64 tuvo que ser totalmente reconstruida tras ser consumida por el fuego. Aún hoy en día podemos ver los remanentes de las estatuas de las Vestales ocupar la zona que demarcaba el templo.
(*) Fuente: Este texto fue publicado originalmente en Masticadores, página nacida en Cataluña, dirigida por J r Crivello, y con numerosos colaboradores en el mundo.

