El himno a la materia

Por Pierre Teilhard de Chardin

Teilhard de Chardin en 1947 (Wikimedia)

Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955), científico, jesuita, místico y poeta, visionario, fue un pensador fuera de lo común; sus presupuestos teológicos cristianos los fundió con una apertura al evolucionismo científico y con un misticismo que exalta la dimensión espiritual que obra en el mundo material. Uno de los ejemplos de este modo de pensar es su emblemático «Himno a la materia».

La intuición fundamental de Teilhard es que la Materia asciende al Espíritu. Esto ya lo meditó durante su participación en la Primera Guerra Mundial. En 1919 escribió el ensayo La potencia espiritual de la Materia, uno de sus último ensayos incluidos en La gran Mónada. Escritos del tiempo de la guerra (1918-1919, editorial Trotta, Madrid, 2018).

Teilhard de Chardin y su pensamiento fluye entre cuatro nociones esenciales. Primero el tiempo concebido como una cuarta dimensión. Antes de la irrupción de la teoría de la evolución darwiniana imperaba la imagen de un universo estático desde sus comienzos. Por el contrario, con la evolución aparece la dimensión «tiempo» como actor principal, dado que el cambio es lo esencial y lo estático lo secundario. Esto conduce a la centralidad de una evolución universal ampliada en la que la materia y el pensamiento se compenetran en el proceso evolutivo. Y este proceso debe tener un sentido.

Dicho sentido, según Teilhard, se ancla en el principio de complejidad-conciencia, por el que lo que evoluciona no son solos los seres vivos explicados por la biología y la zoología, por las ciencias naturales, sino que la propia conciencia se desarrolla desde lo simple hacia lo complejo, hacia los niveles más alto donde deviene autoconciencia que, en su altura evolutiva máxima, alcanza el Punto omega, el fin último de la evolución espiritual que es mediada por la materia. Pero el Punto Omega, también debe comprenderse, existe antes de Universo, y es lo que atrae su evolución hacia ese punto, por el que el Universo accede a la «Cristogénesis», su transformación en el cuerpo cósmico de Cristo.

En definitiva, para Teilhard la materia es inseparable de un designio espiritual absoluto que palpita en todas las cosas, en todos los seres. Y en la culminación de La potencia espiritual de la Materia, Teilhard incluye su famoso «Himno a la Materia», en el que se lee:

“¡Báñate en la Materia, hijo del Hombre! ¡Sumérgete en ella, allí donde es más impetuosa y más profunda! ¡Lucha en su corriente y bebe sus olas! ¡Ella es quien ha mecido en otro tiempo tu inconsciencia; ella te llevará hasta Dios!».

El crecimiento de la conciencia espiritual demanda sumergirse en la materia, en sus aguas impetuosas, en sus olas y su corriente, como camino hacia Dios. Un camino en el que hay lugar para la Materia, la Ciencia y la Técnica, como partes del sendero evolutivo hacia la conciencia universal de la divinidad. Bendita sea, entonces, la Materia, «medio divino, cargado de poder creador».

E.I

HIMNO A LA MATERIA

«Bendita seas tú, áspera Materia, gleba estéril, dura roca, tú que no cedes más que a la violencia y nos obligas a trabajar si queremos comer.

Bendita seas, peligrosa Materia, mar violenta, indomable pasión, tú que nos devoras si no to encadenamos.

Bendita seas, poderosa Materia, evolución irresistible, realidad siempre naciente, tú que haces estallar en cada momento nuestros esquemas y nos obligas a buscar cada vez más lejos la verdad.

Bendita seas, universal Materia, duración sin límites, éter sin orillas, triple abismo de las estrellas, de los átomos y de las generaciones, tú que desbordas y disuelves nuestras estrechas medidas y nos revelas las dimensiones de Dios.

Bendita seas, impenetrable Materia, tú que, tendida por todas partes entre nuestras almas y el Mundo de lasEsencias, nos haces consumir en el deseo de atravesar el velo inconsútil de los fenómenos.

Bendita seas, mortal Materia, tú que, disociándote un día en nosotros, nos introducirás, por fuerza, en el corazón mismo de to que es.

Sin ti, Materia, sin tus ataques, sin tus arranques, viviríamos inertes, estancados, pueriles, ignorantes de nosotros mismos y de Dios. Tú que castigas y que curas, tú que resistes y que cedes, tú que trastocas y que construyes, tú que encadenas y que liberas, savia de nuestras almas, mano de Dios, carne de Cristo, Materia, yo to bendigo.

Yo to bendigo, Materia, y to saludo, no como to describen, reducida o desfigurada, los pontífices de la ciencia y los predicadores de la virtud, un amasijo, dicen, de fuerzas brutales o de bajos apetitos, sino como to me apareces hoy, en to totalidad y to verdad. […]

Te saludo, medio divino, cargado de poder creador, océano agitado por el Espíritu, arcilla amasada y animada por el Verbo encarnado. […]

¡Arrebátame, Materia, allá arriba, mediante el esfuerzo, la separación y la muerte; arrebátame allí donde al fin sea posible abrazar castamente al Universo!».

Fuente: Pierre Teihard de Chardin, Hymne de l´ Univers, Éditions du Seil, Paris 1961.

7 comentarios en “El himno a la materia

  1. Buenos días, Prof. Ierardo. Muchas gracias por ser de quienes vuelven sobre Teilhard. Su infinita sabiduría conmueve en su sencillez. Su mística impregnada en su palenontología. No se puede hablar bastante de él; es para los momentos de silencio, de profundo recogimiento. Y nos conecta con Todo. Tan revolucionario y tan incomprendido en su momento, y aún hoy, o desconocido, y es una honda sencillez que eleva, un alma que hizo del estudio y de la investigación, de la fascinación y la curiosidad, de la observación y la reflexión, una forma de estar siempre en y de adorar a Dios. Muchas gracias. Andrea.

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  2. Hola Andrea! Gracias por tu mensaje. Sí, hace tiempo que pensaba en subir algo del gran Teilhard y que tú tan bien lo describes. Supo hacer una brillante y creativa síntesis entre la moderna ciencia y el deseo ancestral de la conciencia elevada hacia algo más grande, que todo lo colma de sentido, y que está presente en la vastedad. Que siga el entusiasmo y muchos saludos!

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    • Gracias por tu mensaje. Sí, siempre me entusiasma leer lo que el tiempo me permite de tu sitio. Cuando vi Teilhard, sí o sí!! Gracias, porque es muy valioso que su pensamiento (y lo que fue su vida) realmente sorprendente e inspirador se conozca y no se pierda. Estaré, Dios mediante, online el 11 con tu curso en la Fundación, para seguir estudiando, aprendiendo, reflexionando y pensando. Saludos. Andrea.

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  3. Sííííí, «explorando con curiosidad el mundo inmenso», que se expande constantemente, porque cuanto más descubrimos, aprendemos, co-construimos e incorporamos, más sentido y significados encontramos además de la experiencia de las cosas y lugares concretos. ¡Gracias por estos espacios!!

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