Una galería con obras que exploran una realidad liberada por la imaginación, la intuición y la creatividad: Giger, Beksiński, y el artista argentino Remo.
El arte es tan versátil como el agua. Se acomoda a distintos modos de ser. Es espejo de las cosas tal como se muestran en lo panorámico o en sus detales. O puede también explorar el otro lado que se escapa del orden y la claridad. Los mundos que se descubren más allá de la luz, o de la sombra como lo no alcanzando por lo luminoso, no son la pura fantasía sino la realidad de otro modo. En esta galería presentamos las expresiones del otro modo a través de tres artistas, el artista suizo Giger, el polaco Beksiński, y el argentino Esteban Molina, Remo.
Hans Rudolf Giger (1940-2014), artista gráfico, escultor suizo, adquirió gran notoriedad por su participación en el cine con su creación del diseño de la creatura de Alien. Su arte abrevó en fuertes influencias como la de Johann Heinrich Fuseli, Alfred Kubin, Jean Cocteau, o Salvador Dalí, entre otros. El suicidio de su pareja, la artista Li Tobler a los 27 años de edad, lo afectó profundamente. Era su gran amor y musa, actriz y modelo. Desde entonces, radicalizó sus visiones «oscuras».
El ingreso en el mundo del cine de Giger se dio cuando Dalí recomendó su trabajo a Alejandro Jodorowsky, quien estaba involucrado en ese momento con el proyecto de Dune (1973-1977). En 1979, diseñó la criatura y escenarios en la película Alien, el octavo pasajero, de Ridley Scott, para lo que se remitió a su propia obra anterior. La imagen de la creatura ya se muestra en su libro Necronomicon (1977). En 1880, obtuvo un Óscar al mejor diseño escénico por esta participación. Luego de muchas colaboraciones cinematográficas, su última contribución al cine fue Prometheus (2012), también dirigida por Ridley Scott. Sus trabajos han sido usados en las portadas de muchos libros y discos. En la ciudad de Gruyéres, en el cantón suizo de Friburgo, existe un museo dedicado a su obra. Giger fue amigo de Timothy Leary, conocido personaje de la contracultura de la posguerra.
Giger apeló principalmente al aerógrafo para la composición de sus imágenes oníricas. Su personal apertura a la imaginación libera la realidad del otro modo que postula la fusión de hombre y máquina, en consonancia con la hibridez del cyborg, como uno de los aspectos de nuestra tecnocultura actual. Su mundo mecánico-orgánico es atravesado por la liberación de una fuerza arcaica, primitiva, olvidada, que se manifiesta como horror, amenaza, una cierta sexualidad sublimada, y una belleza solemne y surreal.
Zdzisław Beksiński (1929-2005) fue un pintor, fotógrafo y escultor polaco.
Su estilo fue caracterizado por él mismo como barroco o gótico. Se lo clasifica, fácilmente, como «el artista que expresa el infierno». Pero Beksiński siempre rechazó toda interpretación de su obra. Su realismo fantástico no se agota en la transmisión de ambientes de pesadilla, excesos grotescos o siniestros. Su inmersión en lo otro de lo real horado por las corrientes del inconsciente le llevaron a expresar: «Deseo pintar de la misma forma como si estuviese fotografiando los sueños«. Su estilo no fue siempre el mismo, en su segunda etapa deviene más abstracto, y desde los noventa, lo alcanzaron las imágenes emergentes de los ordenadores.
En su juventud, estudió arquitectura. Durante varios años fue supervisor en la construcción, trabajo que odiaba. En ese entonces empezó a estudiar fotografía y fotomontaje, escultura y pintura. En ese momento se impregna de la fundamental influencia del surrealismo francés.
En 1964, conoció el éxito en una exposición en Varsovia cuando vendió todos sus cuadros. Desde entonces, Beksiński se dedicó plenamente a la pintura. Desplegó su creatividad prolífica, siempre acompañada por la placentera escucha de la música clásica. De hecho, en la incitación musical encontraba la principal procedencia de su inspiración. Manifestó no estar influenciado por el cine o la literatura. Devino líder del arte contemporáneo polaco. Entre los años sesenta y mediados de la década del 80 germinó intensamente su «etapa fantástica». En este periodo surgieron sus características imágenes de impronta surrealista y postapocalíptica.
Beksiński fue autodidacta. En sus cuadros plasmó pinturas al óleo, que él mismo preparaba. También empleó pintura acrílica. En contra de lo que podía suponerse, era muy alegre. Esto explica que para él, su universo, que muchos perciben como densamente sombrío, le resultaba optimista, imbuido de un especial sentido humorístico. Pero, como se aclaró, nunca ensayó ninguna interpretación particular de su arte. Repudiaba las interpretaciones. Y en consecuencia con esto nunca le adosó títulos a sus pinturas y dibujos. Su personalidad también incluía la modestia, no concurría a las inauguraciones de sus propias exposiciones, ni tampoco visitaba museos. Pese a que el arte de Beksiński a menudo se lo cataloga como lúgubre y perturbador, él mismo era conocido como una persona agradable que gustaba de la conversación y que poseía un agudo sentido del humor. Murió asesinado por un joven desequilibrado que vivía en su mismo edificio y al que rechazó darle algo de dinero cuando éste se lo pidió. Lo sombrío sí lo esperaba al fin, cuando recibió 17 puñaladas.
Suiza, Polonia. Y aquí, en la Argentina, otro artista explora también lo real que solo se muestra desde lo simbólico, la potencia fantástica y surreal de la imagen. Se trata de Esteban Molina, su nombre artístico Remo. Dibujante y pintor de oficio nacido en la ciudad de Mar del Plata, de formación autodidacta. Hace más de tres décadas se consagra a la investigación y creación artística. Con exposiciones y publicaciones en Argentina, Francia, EEUU y Brasil. Actualmente vive en el barrio de San Telmo, ciudad de Buenos Aires.
En su universo creativo los seres habitan mundos misteriosos, lejanos, en los que cada ser puede expresar un símbolo, encender una intuición sobre nuestra época, o liberar fuerzas más profundas. Mundos de soledad onírica, en el que un humano es cargado por la información de una madre red, o las madonas, que ya no son las de la tradición, simbolizan otros modos de lo orgánico, o representan un orden opresivo. Cada pintura de Remo es un acto de descubrimiento y de expresión. Descubre los seres de la subterránea noche en el revés de la luz y del crepúsculo; y expresa que el mundo es fuente de poderes peligrosos o de fuerzas poéticas a recuperar. Mundos en la esquina oculta del atardecer, en los que un mapa no es la geografía ordenada por latitudes o longitudes. Por el contrario, en la pincelada de Remo un mapa es la visión ya no de la tierra cartografiada, sino la de las fuerzas que brotan desde lo más hondo. Territorio del otro modo de lo real al que solo se llega por lo visionario, y las figuras fantásticas como lo que hacen presente las corrientes de la vida secreta que buscan introducirse en este mundo.
Tres artistas que, en contra de la apariencia más apresurada, no se reducen a desnudar infiernos, vacíos o desiertos. Más allá de este reduccionismo, su arte, que en parte expresa nuestra época, también se reconecta con una vida más antigua, llena de fuerzas, que traspone muros, datos y algoritmos.
Esteban Ierardo
GALERÍA (todas las imágenes se pueden ampliar)
HANS RUDOLF GIGER




ZDZISLAW BEKSINSKI


REMO
Brillante la presentación. Obras fabulosas.
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Muchas gracias Fernando. La obra de Remo merece ser conocida y difundida. Obras extraordinarias de los tres artistas,sin duda. Saludos
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Impresionante el laburo de Remo. Enorme su conocimiento del dibujo que va del manejo renacentista del dibujo, con una observación naturalista de un realismo infernal, al surrealismo plástico producido por los sueños de la razón. Gracias por compartir estos materiales!!
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