Wall-E: dos modelos de la robótica

Por Joaquín Castro

Un momento de la película de animación de Pixar de 2008, Wall-e

El lenguaje de la animación se conforma con generar historias visualmente atractivas; o, también, a veces, expresa su propio tiempo. Es el caso de Wall-E, un film del año 2008 producida por Walt Disney Pictures y Pixar Animation Studios, y dirigida por Andrew Satanton.

Para algunos, la mejor película de Pixar, Wall-E nos propone una robótica humanizada, y otro que representa la mera frialdad de la eficiencia. Dos modelos para entender las caminos del presente y futuro de la robótica y la sociedad. El joven Joaquín Castro, desde el sitio Letterboxd, afirma que Wall-E «es una verdadera joya única de la animación, profundamente conmovedora y críticamente mordaz que toca muchos temas importantes como el amor, la desconexión humana y la responsabilidad ambiental, con una sutileza y madurez que se extrañan en las producciones actuales dirigidas a los mas chicos». Un ejemplo de cómo la imaginación, aparentemente «para chicos», alimenta también la reflexión sobre nuestro mundo desde el atractivo de su creatividad visual.

Wall-E

Por Joaquín Castro

En Wall-E el oscuro tono de la película se establece desde la primera imagen. Un planeta tierra desolado, que fue arrasado por el consumo y abandonado por sus habitantes, dejándolo cubierto de basura y sin vida. Probablemente uno de los mundos más atmosféricos y sombríos que se hayan visto en una película de este tipo, y la perfecta animación y soundtrack ayudan a transmitir esa dejadez.

Esto contrasta con la personalidad de nuestro protagonista, un robot limpiador que es el último de su tipo, que vive solo hasta el hartazgo pero su curiosidad, creatividad y amor le dan vida (Características muy humanas, que la propia humanidad ha perdido). La cosa cambia cuando llega una nave de investigación y dejan a la robot Eva (La tecnología y eficiencia personificada), y Wall E se enamora, buscando alcanzar ese romance que tanto había visto en las películas.

Esto es lo que hace tan especial al largometraje, ya que se trata en su corazón de una película romántica, y una muy brillante en su ejecución.

La narrativa es excelente, y una muy original al tratarse en su mayor parte una película muda, siendo los gestos, la música y lo visual en general lo que nos transmite que sienten los personajes.

Este vínculo aparentemente simple, muestra como el amor, incluso en un mundo sin esperanza, trae alegría y renovación, ayuda a superar la soledad, y es una fuerza poderosa capaz de unirnos y hacernos ver la belleza del mundo. Un romance que pone al robot más humano junto a la robot más eficiente y obediente a su programación; un símbolo de que la tecnología y la humanidad pueden complementarse, y no ser dependientes una de la otra.

Porque esto último es el segundo tema principal de la película, el ser humano, y su estado decadente a causa de la dependencia tecnológica. Mediante una de las representaciones mas patéticas, pero cómicamente creíbles de los humanos, la película nos enseña como estos se han convertido en una caricatura de lo que eran. Seres obesos, pasivos e indulgentes, sin una pizca de autosuficiencia, y necesitados de la tecnología para cada aspecto de sus vidas. Estas personas a bordo del crucero espacial Axioma, sumergidos en sus pantallas y en sus comodidades, han perdido todo rastro de amor y contacto, incluso de pensamiento independiente, y serán nuestros robots protagonistas y su relación la que moverá este mundo, y se encargara de que los humanos al borde del crucero recuperen esa conexión que nos hace lo que somos. Esto siendo notable en personajes como el Capitán, que lo da todo para promover una vida mejor en la tierra, o en esa pareja que se empieza a vincular tras dejar de lado sus costumbres sedentarias y dependientes, y alejan la vista del monitor frente al cual viven para empezar a ver a quien tienen al lado.

Sí, estoy hablando de una peli para chicos, no de un episodio de Black Mirror.

Aunque a diferencia de dicha serie, que a veces puede ser catalogada como «Tecnofobica», en Wall E nunca nos ponen a la tecnología como algo malo y demonizado que nos arruinara, sino como algo de lo que el humano puede abusar, o utilizar para el bien y progresar. Es un mensaje fuerte que también nos habla de la contaminación y lo que pueden causar las grandes empresas (Irónico, viniendo de Disney) y nuestra necedad ante las mismas. Una reflexión poderosa y cruda sobre nuestra responsabilidad tanto con el mundo, como con nuestra propia humanidad, que nos invita a alejarnos de la pantalla, ver a quienes y lo que nos rodea, y hacer un cambio.

«Wall-E» es considerada por muchos como la mejor película de Pixar, y (aunque mi opinión cambia dependiendo como me despierte) es probable que lo sea. Es una verdadera joya única de la animación, profundamente conmovedora y críticamente mordaz que toca muchos temas importantes como el amor, la desconexión humana y la responsabilidad ambiental, con una sutileza y madurez que se extrañan en las producciones actuales dirigidas a los mas chicos. La película es una masterclass de narrativa y animación, que demuestra la capacidad de las películas animadas para trascender las barreras del lenguaje y llegar al corazón, y, cual nuestro robot limpiador con sus orugas, dejar una huella en él.

Fuente: Joaquín Castro, «Wall-E», publicado originalmente en Letterboxd

WALL•E | Tráiler Oficial | Disney · Pixar Oficial

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