Héctor Germán Oesterheld (1919-1977) fue un gran guionista de historietas y escritor argentino. El eternauta es su obra célebre, de alto reconocimiento internacional que, en distintas ediciones, tuvo alternativamente dibujos de grandes dibujantes, como Solano López y Alberto Breccia.
Pero su obra es más vasta, muchas perlas de su ágil imaginación se cristalizaron en multitud de historietas, como el Sargento Kirk, con dibujos de Hugo Pratt, o Mort cinder, y su personaje el anticuario Ezra Wiston.
Hace menos de medio siglo, Oesterheld (1919-1977), y sus cuatro hijas, fueron víctimas de la dictatorial represión militar que asoló a la Argentina en la década del 70′. Su trunca fuerza imaginativa le respondió a su tiempo de muchas maneras, desde la indignación por las injusticias hasta el asombro estético. Aquí una aproximación a su mundo artístico en particular a través de El eternauta.
Héctor Germán Oesterheld, creador de El eternauta
Por Esteban Ierardo

El rostro de aquel hombre irradia bondad y un encanto casi infantil. Camina sobre una planicie espolvoreada de piedras, acariciada por un viento fresco. Es geólogo. Y mientras avanza piensa en el petróleo que busca, en la riqueza fósil que yace oculta bajo el suelo. El oro negro posee ya millones de años de sueño en lo profundo, en una suerte de inconciente telúrico.
Oesterheld renuncia a su primera profesión, la de geólogo, para abocarse después a la labor de guionista de historietas. Aquella decisión dibujará alrededor de la historieta argentina el aura de la trascendencia internacional. Gracias al genio creador de Oesterheld en distintos lugares del mundo hoy se estudia el ¨estilo argentino de historieta¨ junto con los otros tres estilos canónicos: el norteamericano, el francés y el japonés.
Las primeras creaciones de Oesterheld son Bull Rockett y El Sargento Kirk. Kirk opta por apartarse del ejército para iniciar una vida errante a través del desierto. En su aventura, en su abandonar la norma, el orden, Kirk es acompañado por Mahu, un joven indio de la tribu tchatoga; y por el doctor Forbes y Cortu Lea, un ladrón de caballos. La historieta exhibe los dibujos del italiano Hugo Pratt.

Ya en sus comienzos como guionista, Oesterheld se relaciona con grandes dibujantes como el mencionado Hugo Pratt, o Paul Campani y Alberto Breccia. Trabaja en un principio por encargo. Pero, luego, junto con su hermano Jorge, se independiza y constituye la Editorial Frontera. Bajo el auspicio de este sello editorial nacen Hora cero y Frontera. La novedad de estas publicaciones consistió en que, en ellas, se ofrecían historietas completas en un espacio de nueve páginas. Oesterheld realiza la totalidad de los guiones. Esta vasta labor virtualmente instituye el oficio de guionista en la Argentina, poco valorizado por aquel entonces, hasta el punto de que muchos guionistas no firmaban sus guiones. También, por medio de Editorial Frontera, Oesterheld publicará en libros de bolsillo la versión novelada de El Sargento Kirk en la que se quiebra la oposición indio-blanco. El supuesto salvaje y el civilizado se igualan cuando se dejan confundir con el paisaje del desierto.
Nos encontramos en la posguerra. Un tumulto de cambios acaloran al mundo. Dentro de su ámbito local y profesional, Oesterheld contribuye a las mutaciones de la época. Comienza a imponer una forma de plasmar historietas en la que lo importante no es sólo entretener sino la posibilidad de construir una crítica alegórica y humanista de la sociedad.
Es en la década del 50′ cuando Oesterheld fulgura con su astro más radiante: su obra clásica: El Eternauta.
El 4 de septiembre de 1957, en Hora cero semanal aparece el primer número de la célebre historieta. Los dibujos son de Solano López. La obra supondrá once números, 350 páginas.
En 1962 publica la historieta Mort Cinder. Un anticuario, Ezra Wiston, adquiere un escarabajo, un ídolo y un espejo de supuesta procedencia egipcia. Al contemplar el reverso del espejo, Ezra Wiston no puede establecer si unos jeroglíficos que observa proceden de la antigüedad o si fueron grabados en la actualidad. Imposibilidad de separar pasado y presente. Una combinación de tiempos que es una cierta continuación de la transformación de la temporalidad habitual tal como acontece en El Eternauta.
En 1969 nace una segunda versión de El Eternauta en la revista Gente. Los dibujos son ahora de Alberto Breccia. Esta nueva edición se extiende a lo largo de 17 entregas y 50 páginas. La primera entrega se realiza el 29 de mayo de 1969 en la misma semana del Cordobazo, una resonada sublevación popular, en la provincia argentina de Córdoba contra la dictadura de Onganía. La opresión política no es ignorada por Oesterheld. Al contrario, es asimilada por su ficción. Antes, en la primera versión de El Eternauta, los países del Norte y el Sur se unen solidariamente para enfrentar a los ¨Ellos, los misteriosos invasores extraterrestres. Pero ahora la lógica del poder en el mundo modifica la historia. Las potencias del hemisferio boreal consiguen que los invasores respeten su libertad a cambio de entregarles las regiones subdesarrolladas del planeta, ubicadas en el sur…
¨¿Cómo es posible?, ¿Cómo los grandes países van a abandonarnos así!¨, pregunta Juan.
¨¿De qué te extrañas, Juan? Si en verdad los grandes países nos tuvieron siempre atados de pies y manos. El invasor eran antes los países explotadores, los grandes consorcios…Sus nevadas mortales eran la miseria, el atraso, nuestros propios pequeños egoísmos manejados desde afuera…Por nuestra propia culpa sufrimos la invasión, Juan. Nuestra culpa es ser débiles, flojos. Por eso nos eligió el invasor. En la manada, el animal enfermo y sin fuerza es el que atrae al león…El león caza siempre al débil, nunca al fuerte!¨
Las diferencias con la revista Gente se tornan insalvables. Gente representa la cultura del entretenimiento ligero que encubre las anomalías y las perturbaciones sociales. Frente a este gesto de encubrimiento ideológico, Oesterheld y Breccia consuman una enseñanza sociológica pocas veces meditada: en algunas ocasiones, la cultura de masas niega su condición de territorio del adormecimiento manipulador para transformarse en fuerza que desnuda la oscuridad del poder mediante el ariete de la imaginación.
En este punto, la obra de Oesterheld se asemeja a Operación masacre de Rodolfo Walsh publicada en el mismo año de la aparición de El eternauta (1).
Gente decide anular la publicación de la segunda versión de El Eternauta cuando ésta se encontraba a la mitad de su proyecto original. En esta ruptura la incompatibilidad ideológica no es el único factor. También contribuye el estilo sutil y no convencional de los dibujos de Breccia. Breccia crea un mundo de fuertes y sugestivos dibujos que sofocan la narración. La historia corre el riego de ser absorbida por el fuerte impacto visual de las imágenes plasmadas con un intenso y sostenido color negro.
Luego de la experiencia truncada de Gente, Oesterheld trabaja para la Editorial Columba. El perfil comercial de esta editorial no le permite la manifestación de sus ideales. Su historieta se hace entonces marginal y adquiere una alta temperatura política en La guerra de los Astartes.
Entre 1976 y 1977 publica la segunda parte de El Eternauta en la revista Skorpio. Los dibujos afloran nuevamente del lápiz de Solano López.
En la década del 70′ la lucha política armada incendia a la Argentina y otros países latinoamericanos. Redoblan entonces los macabros tambores de la muerte. Oesterheld y sus cuatro hijas son atrapadas por los brazos sangrientos del vendaval exterminador. Un huracán sin compasión del que no habrá regreso.
El Eternauta

El Eternauta se construye como historia circular. El círculo comienza en un chalet de Vicente López. Allí, durante una noche apacible, juegan al truco (2) Juan Salvo, dueño de una pequeña fábrica de productos eléctricos; Favalli, físico, profesor universitario; Polsky, jubilado; y Lucas Herbert, empleado bancario. Los acompañan Elena y Martita, esposa e hija respectivamente de Salvo. Mientras la partida de naipes se sucede amable y placentera, afuera, se inicia una inesperada nevada. Primer hecho extraño, anómalo, en la atmósfera en el Gran Buenos Aires (3).
Pero la segunda rareza es más incisiva. Y mortal: los copos que se precipitan provocan una muerte rápida, ineludible. Cuando los relajados jugadores descubren la nevada mortal ya ha perecido buena parte de la población de Buenos Aires, la capital argentina, y sus alrededores. Favalli, el físico, arquetipo de la agudeza intelectual y el poder del ingenio, descubre la única forma de regresar al mundo exterior con alguna posibilidad de supervivencia: un traje aislante que consigue fabricar a través de materiales existentes en la casa de Salvo.
Y es Salvo, Juan Salvo, el primero en introducir su anatomía en el traje y entregarse a una incierta exploración de los devastados paisajes urbanos.
Salvo comprueba que el traje es una eficaz protección contra el mortal roce de los copos. Hecho feliz que se empalidece con el descubrimiento de incontables cuerpos sin vida esparcidos en las veredas, calles y casas. En el devenir de la aventura, se devela una verdad no sospechada al comienzo: la nevada asesina se vincula con una invasión extraterrestre. Los invasores son los ¨Ellos¨, quienes carecen de atributos tangibles. Nunca se hacen visibles. Su fisonomía y la naturaleza de su espíritu permanece oculta, distante, indefinida. La visibilidad sólo alcanza a los servidores de los invasores: los cascarudos, los hombres-robot, los gurbos y los Manos. Las tres primeras especies de seres son dirigidas por los Manos. Una de las más fascinantes creaciones de Oesterheld.
Los Manos fueron invadidos y luego conquistados en su planeta de origen por los ¨Ellos¨. Su imperativa misión es dirigir los ataques de los cascarudos, los hombres-robot y los gurbos. Los Manos poseen en su cuerpo una glándula de terror instalada por los ¨Ellos¨. En caso de desobedecer, un Mano sentirá miedo. Y entonces la glándula liberará una sustancia que envenenará su sangre. Por eso los Manos no tienen otra opción que ser fieles a los mandatos de los ¨Ellos¨. Se abocan así a su tarea. A través de un órgano de numerosas teclas, generan ondas que transmiten las órdenes que deben seguir los otros instrumentos de la invasión.
En su apesadumbrada travesía nocturna, Juan Salvo se encuentra con otros sobrevivientes: el obrero Franco y un grupo de soldados dirigidos por el cabo Amaya. Militares y civiles se unen con el propósito de repeler a los invasores. El inicial camino individual y solitario de Salvo deviene ahora acción colectiva y solidaria. Las distintas individualidades que sobreviven bajo la nevada mortal, configuran ahora un solo ser. Es la idea de Oesterheld de trascender el Robinson original de Defoe mediante un heroísmo grupal.
El héroe colectivo y argentino combate aguerridamente contra los cascarudos en la General paz (4). Y, luego en la memorable batalla del Estadio de River Plate. En aquel combate, los defensores de la Buenos Aires invadida experimentan otro de los poderes del invasor: la potencia de las alucinaciones. Una nube que navega disimuladamente en el firmamento acribillado por los copos de la muerte emite invisibles efluvios que perturban la percepción. Ondas que muestran lo falso como verdadero. Un medio para conquistar mediante el engaño antes que la fuerza.
Salvo descubre las nubes alucinatorias. También comprueba su modo de destrucción: si se traspasa su ligero cuerpo con salvas de cañón, la nube se disipa. La alucinación se desvanece. En esta oportunidad, como en otras, Salvo es el primero en atisbar el paisaje más secreto que bulle tras el fatídico semblante de la invasión.
En la continuidad de la historia, Salvo, junto con Franco, halla un pabellón que emite una fuerte luminosidad. En el interior de aquel sitio fulgurante, un Mano dirige las fuerzas invasoras. Salvo y Franco son capturados. Pero sucesivos y cambiantes hechos los convierte luego en los raptores del Mano. El Mano les revela parte de las intenciones de los invasores: conquistar a los humanos para luego convertirlos en esclavos en las minas de su propio planeta.
Los defensores descubren después el gran Cuartel Central de la invasión en la Plaza del Congreso. Desactivan sus sistemas de defensa. Pero esto tiene consecuencias negativas. Desde el norte llega un misil nuclear para destruir, en principio, el cuartel invasor. Pero al no existir ya defensas, el artefacto atómico destruye la ciudad de Buenos Aires.
A los últimos sobrevivientes no les queda más que huir hacia las regiones libres de nevada que existen en algunas escasas regiones. Allí Salvo nuevamente es quien se adentra profundamente en el ritmo inesperado de la nueva realidad que se manifiesta en Buenos Aires. Se introducirá en un aparato semiesférico. Se adentrará definitivamente en un tiempo circular y repetido. Donde eternamente renacerá dentro de una narración fantástica.
Los sentidos de la ficción
a) La interpretación tradicional
Son muchos los lugares comunes habituales para la interpretación de la ficción de Oesterheld. Lo habitual no inhibe la justeza de algunas explicaciones corrientes. Por lo que primero rescataremos algunos de esos tópicos y, después, ensayaremos nuestra aproximación a el Mano y sus particular percepción de la proximidad de los objetos, y el sentido más hondo, quizá, del viaje de El eternauta dentro de un tiempo circular y eterno.
La invasión extraterrestre enlaza inevitablemente a El Eternauta con las numerosas invasiones alienígenas que prosperan en el cine norteamericano de la década del 50′. La suposición de la vulnerabilidad de la Tierra que se inicia con La guerra de los Mundos de H.G.Wells. Del afuera procede un constante aluvión de fuerzas destructoras. El afuera galáctico oculta el temor del mundo capitalista de la posguerra a ser invadido, conquistado, por el afuera ideológico de la ex Unión Soviética.
Pero Oesterheld fragua su escenografía de la invasión en Buenos Aires. Aquí palpita un entramado político-social muy diferente del que se ofrece en el Estados Unidos macartista de los 50′. En 1955, en la Argentina, el segundo gobierno peronista es derrocada por la autoproclamada ¨Revolución Libertadora¨; luego se suceden el gobierno desarrollista de Frondizi, y el gobierno de Arturo Ilía colapsado por el golpe de la dictadura de Onganía. En esta coyuntura, Argentina modifica su política exterior. Antes, durante el gobierno peronista se rechazó las privatizaciones de las empresas públicas. Ahora, los capitales extranjeros son bien recibidos. Apertura para una invasión de los intereses económicos foráneos. La invasión extraterrestre, desde esta percepción, sería traducción simbólica de otro modo de sometimiento.
b) La potencia artística de una historieta
Como género artístico, la historieta funde la escritura con la pintura, el texto con la imagen. Sería una forma moderna y occidental de continuidad de la escritura jeroglífica egipcia, o de los lenguajes ideográficos orientales.
Y por la historieta, Oesterheld ensaya la alquimia invariable de todo acción artística: la danza transformadora de lo conocido. El tacto artístico desliza sus dedos sobre las formas y objetos, e intuye que todas las superficies ocultan pliegues, reversos. El cielo, los árboles, el rostro humano y la urbe no son sólo lo manifestado. Dentro de sí, poseen otras formas, pliegues, reversos, escondidos y secretos.
Al des-plegar, al sacar afuera los pliegues inadvertidos de la Buenos Aires conocida, ésta se transfigura. Deviene otra, pero sigue siendo la misma. Una inscripción en una pared en uno de los dibujos de El eternauta: ¨Vote a Frondizi¨ revela esa existencia paralela del Buenos Aires conocido y la otra ciudad del pliegue desplegado, y que se convierte en ciudad fantástica. Este des-plegar que trans-figura lo dado asocia a Oesterheld con otros momentos de la imaginación literaria argentina. Tal es el caso de la obra de Leopoldo Marechal, Cortázar, Artl y Borges. En Adán Buenos Aires (1948), Leopoldo Marechal imagina el regreso de Adán en una casa de clase media de Villa Crespo. Adán inicia luego un viaje místico donde las calles de Buenos Aires pueden convertirse en vías de navegación; o el escenario de la lucha de huestes angelicales. También, bajo esa otra urbe puede existir una peculiar variación del infierno dantesco con sus nueve círculos (5).
En Los Siete Locos (1929) de Artl no emerge una otra Buenos Aires como tal; pero el vínculo entre los personajes acaricia una atmósfera donde la ciudad no es sólo la red de sitios conocidos. Erdosain, el Rufián Melancólico y El Astrólogo, son cómplices en el intento de revolucionar al mundo. Lo extraño de su conspiración irradia sus visos sobre una Buenos Aires que ya no es solo la ciudad conocida, porque se tiñe de un cariz entre mágico y grotesco (6).
En Historia de Cronopios y fama (1966), Cortázar, con un imaginar de cuño surrealista, altera los hábitos y convenciones mediante las rarezas de los cronopios. Seres de creatividad encendida que convierten varios sitios de la ciudad en escenografía para la expresión de su magia transformadora de la realidad corriente (7).
En Tlon, Uqbar, Orbis Tertius (1941), Borges concibe un planeta imaginario llamado Tlon. Allí los objetos sólo existen en tanto creaciones mentales de los sujetos. Sobre el final del relato varios objetos de Tlon se manifiestan en Buenos Aires. El preludio de una futura expansión de lo fantástico sobre la capital argentina (8).
El Eternauta de Oesterheld puede ser leído dentro de aquellas diversas reinvenciones literarias de Buenos Aires. Pero a la transmutación del ámbito urbano, se le debe agregar otra modificación: el pasaje del objeto urbano anodino al objeto de presencia mágica y resonante. Veamos:
Luego de la captura de un Mano, Salvo y Franco lo conducen hasta una casa. El Mano se asombra ante una cafetera. Cree que aquel objeto práctico, doméstico, es una escultura. Mientras sostiene el fabuloso objeto, el Mano manifiesta: ¨
¿Se dan cuenta los hombres de todas las maravillas que los rodean? ¿Tienen idea de cuántos mundos habitados hay en el universo, y de cuán pocos son los que han florecido en objetos como éste? Allá en nuestro planeta hay un objeto parecido, sirve para una ceremonia muy bella, todas las tardes cuando se ponen los dos soles ¨.
El objeto anodino es recreado como presencia fulgurante. La singularidad de un objeto, de la ¨escultura cafetera¨, habla también de la particularidad del planeta que contiene a ese objeto. El planeta Tierra es diferente respecto a otros mundos no sólo por su vida orgánica, sus montañas y bosques. Mediante los objetos pequeños, domésticos, cotidianos, la Tierra se relaciona con el universo. Una humilde cafetera dialoga secretamente con todos los mundos donde ella no existe. Aun el más opaco objeto resuena en el espacio cósmico. Y el Mano luego agrega:
¨Cada cosa irradia aquí milenios de inteligencia…milenios de arte… milenios de ternura…Lástima no tener tiempo, para saber por qué ese recipiente es cilíndrico, por qué tiene molduras la pata de ese mesa y por qué…¨
En cada objeto palpita un sedimentado tiempo geológico. En el tiempo del planeta se acumulan capas de minerales y rocas. En la temporalidad de un objeto urbano existe también una acumulación de vida sedimentada. El Mano recuerda con nostalgia su mundo donde los objetos o los amaneceres son percibidos con veneración y con regocijo. Aquí, en la Tierra, el Mano desea gozar con la proximidad de los objetos. El goce estético, sensible, ante el mundo de las formas naturales o de las creaciones culturales. El Mano es quizá el alter ego de Oesterheld. Es el artista que llega desde el afuera, desde lo extraterrestre entendido como lo extraordinario. Es quizá metáfora del artista y de su ojo extraterreno. El artista contempla la Tierra con ojos que están más allá de ella.
El efecto de este proceso de asombro es la dignificación estética de cada objeto. Así, el Mano:
…¨siguió hablando. Al conjuro de sus palabras el abollado tarro de yerba, las cacerolas tiznadas, la desvencijada cocina de carbón, se tornaron objetos únicos, más valiosos aun que si fueran alhajas sacadas de una tumba egipcia¨ .

El Mano, como representante de un afuera estético, habla del afuera en Oesterheld.

Para el creador de El Eternauta el afuera no sería sólo fuente de la invasión, sitio de donde proceden la angustia, la violencia y la amenaza de la muerte. El Afuera se convierte también en sitio de revelación artística y metafísica. El diálogo de Salvo y Franco y el Mano es la primera ocasión de esa revelación. La segunda se produce cuando Salvo descubre el aparato semiesférico en la zona de seguridad del Gran Buenos Aires. Dentro del aparato, Salvo jala algunas palancas. Y luego ingresa en un afuera temporal, en una temporalidad eterna que late dentro de nuestro tiempo.
Salvo ingresa a una dimensión de la realidad donde se encuentra con un Mano. El Mano le revela entonces una metafísica:
A pesar de la pluralidad de los seres todos son uno por su espíritu. La diversidad de los mundos se disipa en la unicidad del espíritu. Ese conocimiento transforma esencialmente a Salvo. Deja de ser habitante de un tiempo lineal, sucesivo, para devenir eternauta, ser que viaja, navega, en un tiempo eterno, circular, donde todo vuelve y se repite. Es por eso que la historia comienza con Salvo ya convertido en ¨eternauta¨ mientras recuerda lo ya vivido ante un asombrado guionista de historietas, el propio Oesterheld. El narrador sólo existe dentro de lo narrado como el relato cortazariano de La continuidad de los Parques (9).
Quizá a partir de ese momento, Salvo, y todo lo que él narra, la invasión, el Buenos Aires fantástico, el guionista que escucha y recuerda, sólo existen dentro del tiempo circular. Un tiempo del afuera que concluye por absorber nuestro adentro con su tiempo y espacio conocidos. El destino de esa repetición se convierte en lo esencial. ¿Qué es lo que se repite como reiteración interminable? ¿El Buenos Aires invadido y destruido, o la repetición que siempre preserva la esperanza de una liberación?
Citas:
(1) Rodolfo Walsh fue un escritor y periodista argentino. Lo mismo que Oesterheld, desaparecido durante la dictadura militar argentina de la década del 70′. En 1957 publica Operación Masacre, donde se narran los aciagos fusilamientos de unos obreros luego de la caída del segundo gobierno peronista.
(2) El truco es un juego típico de la Argentina, muy popular en las regiones rurales.
(3) El Gran Buenos Aires es un arco de localidades fuertemente pobladas que rodean a la capital argentina.
(4) La General Paz es una avenida que separa la ciudad de Buenos Aires del Gran Buenos Aires.
(5) Cf. Leopoldo Marechal, Adán Buenos Aires, Buenos Aires, ed. Sudamericana.
(6) Cf. Roberto Arlt, Los siete locos, Buenos Aires, ed. Losada.
(7) Cf. Julio Cortázar, Historia de Cronopios y famas, en Cuentos completos. Cortázar, v. 1, ed. Alfaguara.
(8) Cf. Jorge Luis Borges, ¨Tlon, Uqbar, Orbis, Tertius¨, en Obras Completas de J.L.Borges, v.1, Buenos Aire s, ed. Emecé.
(9) Cf. Julio Cortázar,¨Continuidad de los parques¨, en Cuentos Completos, Cortázar, Buenos Aires, ed. Alfaguara.






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