La reciente edición española de los diarios completos de Cioran permite volver a la mirada al gran maestro rumano del pesimismo, imbatible esteta que no sólo enriqueció la lengua francesa con un estilo delicado y original, sino también enseñó que, pese a nuestra triste condición mortal y falible, también somos susceptibles de encarnar la lucidez y la belleza.