Por Esteban Ierardo

La mitología celta convierte al bosque en templo de árboles, tierra, noche, niebla y animales. Este bosque se funde con el simbolismo poético y la búsqueda de una sabiduría que tiene a los robles y las espirales como parte de su gracia y fuego. En este ensayo recuperamos el bosque celta en su relación con una filosofía pagana pre-cristiana no sistemática, abierta a la aventura emocional de la convivencia con los lagos y árboles, en la que Merlín y el Grial juegan su importante papel.
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