Por Alejandro Bellotti

Las herramientas de mensajería digital mueven los flujos de datos de los mensajes en el portento del mundo informatizado contemporáneo, pero también engendran envolventes redes-telarañas por cuyos entramados circula incalculable información falsa, irrelevante, adictiva, muchas veces tóxica. Y también inoculan «pegamento informático» que endurece, ralentiza o directamente inhibe la agilidad pesante propia.
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