Por Esteban Ierardo

En 1999 se estrena una de las mejores películas de guerra de la historia: La delgada línea roja, de Terrence Malick, el director de notable poesía y profundidad. En este film la guerra se convierte en indagación de la propia existencia humana y de su vínculo con la naturaleza. Lo poético y la violencia se unen en una mirada filosófica sobre la unidad de todos de los seres humanos en contra de la apariencia que indica la división y el enfrentamiento continuo.
Sigue leyendo