Por Eduardo Wolovelsky

Una de las características más evidentes del saber en el mundo contemporáneo es su fragmentación y alto nivel de especialización. Esto implica la ausencia de miradas más abarcadoras, de una compresión que integre distintas perspectivas disciplinarias. La vinculación de muchos y diversos saberes fue propia de algunos artistas e intelectuales del pasado, polímatas por la envergadura diversa de su saber, como los que estudia el biólogo argentino Eduardo Wolovelsky en este ensayo: el caso de Eratóstenes en el mundo antiguo, Hildegarda de Bigen en la edad media, o Leonardo da Vinci en los albores del Renacimiento y la modernidad. El análisis de sus legados es parte de un camino cultural hacia el fértil concepto de consiliencia, propuesto por el biólogo pensador norteamericano Stephen Jay Gould.
Sigue leyendo