Por Sergio Fuster
Como ya decía Benjamin, la teología siempre es denigrada. El relato cristiano y su Dios personal, inaceptable para una mente moderna y racional, contribuye a ello. Pero cuando a lo teológico se lo libera de su supuesto deber de expresar una verdad divina absoluta, esta se convierte en un posible ejercicio de la intelectualidad que, más allá de que se descrea de un Dios personal, alienta al pensamiento hacia cuestiones profundas en estos tiempos de abrumadora superficialidad. A este ejercicio puede contribuir la atención a la obra de Rudolf Karl Bultmann (1884-1976), teólogo protestante alemán, filósofo de la religión relacionado con el existencialismo y el estudio del mito y de lo que llama una desmitologización, en el marco de la religión en la época de “la muerte de Dios”. En este cruce de líneas reflexivas se sumerge el ensayo de Sergio Fuster sobre este teólogo reformista y polémico.
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