Por Esteban Ierardo

El cine es el ojo que ve muchos mundos y otras culturas. Es el caso de Tiempo de gitanos (1988), del director serbio Emir Kusturica, el especial film que queremos recordar aquí, en el que la vida, bajo la experiencia gitana, se convierte en magia y rito, poesía y salida de lo encerrado, a través de la relación distinta con lo animal, la levitación, el agua y el fuego.
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