Muchacho leyendo (1777), por Sir Joshua Reynolds y estudio, en El Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), en la Ciudad de Buenos Aires.
Ser curioso es un estado de inconformismo constante, cuando el deseo de descubrir nuevos saberes o perfiles de las cosas no puede agotarse, cuando nos sentimos entre redes que vibran y se extienden hasta lo diverso e inmenso.
Es sorprendente cómo una filosofía antigua puede burlarse del tiempo y ser plenamente actual. Es el caso del estoicismo, un pensar para habitar la vida con serenidad aún entre temblores e infortunios.
El film La mirada de Ulises (1995) del griego Theo Angelopoulos es una obra quizá atípica en esta edad sin grandes anhelos trascendentes. Un viajero, variación del héroe mítico Ulises, se lanza a la busca de una mirada primera, de unas cintas de los hermanos Manakis, pioneros de la fotografía y el cine en los Balcanes. Una película de un cine poético que propone un viaje artístico hacia lo originario.
En esta reflexión de Ana de Lacalle se tematiza un asunto relevante. Las adicciones no solo se vinculan con el consumo de sustancias o con el alcoholismo o el tabaquismo. Adicciones también son las «invisibles», las más difíciles de detectar o conceptualizar, ese tipo de adicción que «nos esclaviza y nos deja sujetos a otras voluntades, o a la propia autodestructiva». Esta ampliación del concepto de adicción es pertinente para determinar las formas de manipulación y pérdida de libertades que se puede desprender de esta situación.
Sala de lectura «Labrouste», sede Richelieu de la vieja Biblioteca Nacional de Francia, inaugurada en junio de 1868 (Wikipedia)
La biblioteca no es sólo el asiento físico de los libros, o de las nuevas tecnologías para la digitalización de los catálogos y las obras. El corazón de la biblioteca es quizá su atmósfera particular, el ambiente que predispone a la lectura íntima y concentrada. Esto ocurre, por caso, entre otros ejemplos posibles, en la sala de lectura «Labrouste», sede Richelieu, de la vieja Biblioteca Nacional de Francia, inaugurada en junio de 1868.
«Tlön, Uqbar, Orbis Tertius» es uno de los cuentos máximos de Jorge Luis Borges. Quizá la cima más elevada y compleja de su literatura. En sus líneas se amalgaman imaginación literaria y pensamiento filosófico. Esta ficción ilumina el modus operandi creativo borgeano en el que la literatura actúa como creación mental de un mundo que late en las antípodas del nuestro. En este ensayo, organizado en ocho partes, nos acercamos a este cuento fundamental del autor de Ficciones.
Tiempos de gitanos (1988), de Emir Kusturica, la imaginación desde la mirada gitana, que complementa con Gato negro, gato blanco (1999)
El cine es el ojo que ve muchos mundos y otras culturas. Es el caso de Tiempo de gitanos (1988), del director serbio Emir Kusturica, el especial film que queremos recordar aquí, en el que la vida, bajo la experiencia gitana, se convierte en magia y rito, poesía y salida de lo encerrado, a través de la relación distinta con lo animal, la levitación, el agua y el fuego.
Samuel Clemens, más conocido por su célebre seudónimo de Mark Twain (1835-1910), siempre deslumbró con su iconoclasia. Su Diario de Adán y Eva (1906), de aparente índole costumbrista, convirtió el solemne relato bíblico en una parodia de vasto alcance simbólico. Hacia 1909 Twain escribió lasCartas de la Tierra, cuya primera edición, por su carácter polémico, no se autorizó hasta 1962. Esta libro incluye «La Carta de Satanás», un heterodoxo texto que fue censurado hasta 1940. Aquí, Twain se estima religioso, pero se rebela ante el Dios del Antiguo Testamento.
En un tiempo en el que lo privado se suele hacer público, una propuesta de recuperación de un espacio de intimidad es necesario para, como expresa el autor de estas líneas, «cultivar decididamente nuestra interioridad, con libertad, con pasión, pensando por nuestra cuenta y riesgo».